Resarcir al Ciudadano

Según la Real Academia Española, resarcir significa indemnizar, reparar, compensar un daño, perjuicio o agravio.
La recién dispuesta reforma tributaria, lejos de resolver los problemas de evasión, fraude y corrupción, solo se ha concentrado en legislar por crear impuestos.
Esta reforma tiene a la población irritada, insatisfecha y descontenta.
Estas molestias presentan una magnífica oportunidad para que el Gobierno pueda resarcir estas inconformidades ciudadanas, y con ello contribuir al clima de entusiasmo y optimismo necesarios para el desarrollo.
Las áreas por donde comenzar estas acciones son los servicios públicos básicos: aguas, electricidad y transporte.
El suministro de aguas potables y disposición de aguas negras son elementos indispensables para la salud y el desarrollo.
El manejo de aguas en el país, está atribuido en parte a las autoridades municipales, y por otro lado, a instituciones nacionales. A pesar de esta dicotomía, se aprecian trabajos tendentes a la mejora de estos servicios, aunque con grandes espacios para la eficacia y calidad.
Del problema eléctrico, este autor ha dedicado en este espacio miles de palabras, presentando oportunidades y posibles soluciones para su eficientización y operatividad.
La otra área para realizar mejoras se encuentra en el sector transporte, donde sindicatos a los cuales originalmente se les dispuso el 50% de la carga del estado, hoy obligan a entregarles el 50% de la carga total del país, y a precios que oscilan alrededor de un 30% más caros que los que cotizan transportistas comerciales. Por igual, nos transportan en vehículos sin la más mínima medida de seguridad, respeto a las leyes de tránsito o consideración para los pasajeros.
Es propicia la oportunidad que tiene el Gobierno para resarcir al ciudadano con mejoras en los servicios de agua, electricidad y transporte, amén de la seguridad, educación y salud, razón de ser de un Estado.
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