Renso Seravalle, italiano que al llegar “durmió y vivió sobre oro”

Renso Seravalle, italiano que al llegar “durmió y vivió sobre oro”

Renso Seravalle, italiano que al llegar “durmió y vivió sobre oro”

Según Renso Seravalle, lo que más encanta a los extranjeros es el trato amable y la hospitalidad que les ofrecen los dominicanos. Foto Nicolás Monegro.

A su llegada al país, en 1951, al italiano Renso Seravalle le tocó dormir y vivir por cuatro años sobre “millones de dólares en oro”, que aun eran yacimientos de la mina La Peguera en Pueblo Viejo, Cotuí.

“Me pasó como el rico pato Donald, que dormía sobre la moneda de oro”, narró con satisfacción el ingeniero civil que lleva cinco años como presidente de Casa de Italia.

Apenas tenía 16 años de edad cuando llegó, luego que su padre, un geólogo de profesión, vino aquí junto a otros colegas en 1949, y a partir de que le renovaron el contrato para continuar investigando la posibilidad de explotar el oro, le dieron la opción de traer a la familia completa.

Renso Seravalle  preside desde hace cinco años Casa de Italia.

Renso Seravalle preside desde hace cinco años Casa de Italia.

Renso, ingeniero civil, originario de la ciudad de Geosset- Italia, provincia Toscana, cuenta que como joven al fin, en ese tiempo le encantaban las aventuras de conocer a Santo Domingo, y más adelante todo el país que ha hecho suyo por completo.

Recuerda que para entonces la ciudad de Santo Domingo tenía apenas 300 mil habitantes, la mayoría centrados en la Ciudad Colonial.”

Los carros públicos solo llegaban a la Pasteur, porque había poquísimas casas y estaba la Universidad de Santo Domingo, donde luego de hacerse bachiller en La Vega se graduó de ingeniero. Posterior a eso fue hacer un posgrado a su país.

“Para mí era todo nuevo, ambiente nuevo, frutas nuevas, era una aventura de joven”.

Cuando llegó a la capital se hospedó en un hotel próximo a la avenida Bolívar, no extrañó su lugar de origen, “porque aquí se vivía como una familia, en unidad y el ambiente social se hacía en El Conde, el parque Independencia y las avenidas Duarte y Mella, que eran los centros comerciales de la época”.

Migrantes

Seravalle forma parte de una población de unos 30 mil italianos radicados en suelo dominicano, la mayoría de ellos en la capital, Bayahíbe, Punta Cana, Las Terrenas y Boca Chica.

Muchos de están dedicados a la gastronomía liderando famosos restaurantes donde sirven pastas italianas.
Renso rememora que a los tres años de estar allí fue que se abrió el Vesuvio, primero de los restaurantes de dueños italianos.

Familia

Aunque sus padres retornaron, él echó raíces aquí, ya que se casó con una dominicana, mientras que su hermana se unió con otro conciudadano y se marchó en 1961 a su tierra.

Renso se asoció con los ingenieros Johny Pujadas y Guillermo Armenteros con quienes permaneció toda su vida construyendo viviendas. Hoy, cerrada esa empresa, y relativamente retirado, se mantiene como asesor de Vivas Resort.

Percepción ciudad

Entre la urbe de ayer y hoy ve como diferencia la familiaridad. “Pero la ciudad ha progresado y la gente también y eso trae cosas buenas y malas, como también sucede con el turismo”, reflexiona convencido de que el avance arrastra indiferencia entre vecinos que viven en un mismo edificio, delincuencia y otros males.

Una de las características del dominicano que más le encantó y atribuye el éxito del turismo es el buen trato que dispensan a sus visitantes, especialmente de fuera.

Trato visitantes

Para él, antes el ser extranjero era una profesión. Renso afirma que nunca ha sufrido discriminación.

“El dominicano es amable, fuera de aquí la gente es indiferente, el camarero te sirve por deber, aquí enseguida te buscan el encendedor… el trato es superior al de otros lugares”, por esa razón se ha sentido parte de esta población.

Igual no ve bien que los extranjeros que vienen aquí no se integren y vivan la belleza y la amabilidad de la gente.

Delincuencia

Entiende que hechos delictivos hay en todas partes. “Un muerto en Estados Unidos, nadie se entera, pero aquí sí, la gente es curiosa. Cuando hay un accidente en una carretera todo el mundo se para, entonces, por eso uno se entera”, manifestó.

De aquí dijo no cambiaría nada y valora los procesos de transformación vividos por la ciudad, como son los rascacielos.

De ponerlo a elegir, Renso dice que no cambia este país por ningún otro.