La pareja es la base de la familia. Dos personas que deciden unirse para compartir un vínculo sentimental, romántico, pasional.

Esta unión para que sea sana y funcional, tiene que basarse en el respeto, la confianza, la aceptación y la valoración mutua.

Es importante tener presente que, cuando estás dos personas se relacionan, cada una carga con las funciones psíquicas de la otra. Así que, el entendimiento de esto hace que se comprenda que puede haber una confabulación inconsciente en muchas parejas.

Ejemplo, si uno está con miedo el otro se envalentona, si uno es responsable el otro se da el permiso de ser irresponsable, y muchas situaciones más, que puede ser riesgoso para la relación si no se identifica.

Al decidir estar en pareja con la intención de formar familia o de acompañarse mutuamente, es importante conocer lo más posible a la otra persona y esperar que pase la etapa de enamoramiento, etapa en la cual no se conocen todavía lo suficiente porque se está produciendo unas sustancias, dopamina principalmente, que al ser liberada afecta el circuito de recompensa, lo cual mantiene a los enamorados en un estado de euforia y extasiados.
Esta situación no permite captar la realidad en su justa medida.

Luego con el trato se comienza a descubrir características de la otra persona, que dan paso al amor maduro.

De modo que, la relación debe ser seria, comprometida, respetuosa, en la cual se aprenda a compartir sin perder su identidad personal. Es lo que garantiza que crezca y se mantenga.