Esta etapa de final de año siempre es propicia para el análisis, la reflexión, sobre los acontecimientos más representativos, ya sean relacionados a temas personales, así como aquellos de interés colectivo.
Sin dudas, nuestro país estuvo sometido a presiones, pruebas, desafíos, en el proceso de transformación institucional y democrático que, irrevocablemente, vive.
República Dominicana inició el año impactado indirectamente por un contexto internacional apremiante; la incisiva y obcecada posición rusa contra el régimen ucraniano, mantuvo a las principales economías mundiales abocadas a políticas económicas restrictivas, como mecanismos de contención inflacionaria, que, a su vez, llevaron a limitar las perspectivas de crecimiento económico global.
Lluvias e inestabilidad atmosférica
El año ha discurrido entre largos períodos de sequía y fenómenos naturales de gran envergadura que, en su momento, contaron con la activación de los organismos de emergencia del Gobierno dominicano.
El pasado 23 de agosto, la tormenta Franklin impactó sensiblemente el Gran Santo Domingo; el disturbio tropical, ocurrido entre los días 17 y 18 de noviembre, afectó gran parte de la geografía nacional, generándose acumulados de lluvias nunca antes registrados en el país. Dichos fenómenos, comprometieron muchos territorios, afectando viviendas, obras de infraestructuras y zonas de cultivo.
Las responsabilidades al frente de la dirección general de los Proyectos Estratégicos y Especiales de la Presencia, nos llevaron a la coordinación interinstitucional en las provincias de San José de Ocoa y Monte Plata. En ambos casos, muchas familias vulnerables vieron sus vidas trastornadas como una consecuencia directa de las intempestivas e incesantes lluvias.
El Gobierno, a través de una eficiente respuesta, logró en los primeros días, posteriores a las lluvias, restablecer la mayoría de las comunidades afectadas con acciones sociales, obras, remozamientos y acompañamiento comunitario.
Temas fronterizos
Uno de los más representativos desafíos para el gobierno de Luis Abinader lo ha constituido el tema haitiano y la frontera.
El pasado 15 de septiembre, movido por la desestabilización social y política del vecino pueblo y, además, por la violación deliberada de grupos haitianos al construir un canal que tuvo por objeto desviar las aguas del río Masacre, violatorio por demás, a los acuerdos territoriales suscritos entre ambos países en 1929, se dispuso el cierre aéreo, marítimo y terrestre de nuestra frontera.
El presidente ha sido enfático sobre la problemática haitiana, su postura en defensa del interés nacional ha escalado hasta los más importantes escenarios mundiales, buscando la acción responsable y resuelta de la comunidad internacional, reiterando en múltiples ocasiones, que la solución a la calamidad que vive el pueblo haitiano no podrá jamás construirse desde las posibilidades.
Año preelectoral
Una de las características fundamentales de este año ha sido la orientación hacia los temas de vocación política. Todos los partidos del sistema, durante largo tiempo, han invertido recursos y esfuerzos en la conformación de las boletas electorales para los certámenes de febrero y mayo del próximo año.
Desde el oficialismo se ha construido la más amplia coalición que se recuerde en la historia política dominicana. Más de 20 organizaciones y movimientos políticos se han unido para respaldar la repostulación del presidente Luis Abinader, así como las candidaturas de miles de aspirantes a vocales, regidores, directores de distrito, alcaldes, diputados y senadores.
La oposición ha pactado, en varios territorios del país, una alianza en lo municipal y en lo congresual que busca llegar en mejores condiciones estructurales para competir contra la maquinaria del Partido Revolucionario Moderno.
La Junta Central Electoral, como órgano rector de estos eventos políticos declaró, recientemente, la apertura y formalización de la campaña municipal y, a pesar de la época navideña, donde siempre había existido una tregua política, en esta oportunidad bajo el argumento de la cercanía con la cita electoral de febrero, todo el aparato político nacional ha estado dinamizando sus equipos por todos los territorios.
Política entre contratos y altas cortes
La campaña política ha influenciado el debate público de los últimos meses, la renegociación del contrato de Aerodom, por ejemplo, de amplios beneficios para el Estado dominicano, ha sido objeto de descalificaciones por parte de la oposición, atribuyéndole, injustamente, un deseo deliberado del Gobierno de obtener recursos adicionales en favor de la causa reeleccionista.
Dicho supuesto no se corresponde con la realidad, el presidente y el G obierno han dado sobradas razones de la importancia de la renegociación.
Dentro de los puntos más representativos de dicho convenio se encuentra, primero, la contribución inicial de 775 millones dólares, estos recursos se utilizarían para obras de gran importancia para el desarrollo social y económico; segundo, el compromiso de la empresa con la expansión de su infraestructura, busca dar respuesta al auge y demanda del turismo y al aumento en el flujo de pasajeros; tercero, las contribuciones y responsabilidades de la empresa frente al fisco, que sumado con lo anteriormente expuesto, rondarían un valor cercano a los 5 mil millones de dólares. Dejando las pasiones políticas, este acuerdo redundará en provecho para el pueblo.
La contaminación política pretendió filtrarse, sin éxito, ante el Consejo Nacional de la Magistratura. En las últimas semanas, este importante órgano desarrolló amplias sesiones de trabajo para sustituir 5 jueces del Tribunal Constitucional, incluido su presidente, por un nuevo período de 9 años. Diversos sectores de la vida nacional han saludado la selección del magistrado Napoleón Estévez, como nuevo presidente del órgano constitucional, así como a los magistrados Fidias Aristy, Amaury Reyes, Sonia Díaz y Army Ferreira.
Perspectivas de un año complejo
Este año cierra, dándole paso a otro marcado por los compromisos electorales, iniciando el 18 de febrero; la apertura de un nuevo período municipal, a partir del 24 de abril. Las elecciones generales del 19 de mayo y, formalmente, el inicio de un nuevo período constitucional, a partir del 16 de agosto.
A esto debemos sumarle las cambiantes variables externas, en combinación con el desarrollo de los temas sociales, culturales, artísticos, deportivos, que también forman parte fundamental de la agenda diaria de los dominicanos.
Un año lleno de novedades, ve muy cerca su fin.
El 2023 completa calendario con la certeza de logros alcanzados, las expectativas de metas por cumplir y, fundamentalmente, la vista colocada en el trayecto de un futuro más promisorio.
El 2023 ha sido un año con más luces que sombras; el 2024, será mejor.
*Por Roberto Ángel Salcedo