Recidiva fatal

Recidiva fatal

Recidiva fatal

Hay enfermedades incurables. A veces afectan a organismos que no son propiamente del reino animal ni vegetal. Por ejemplo, la carcoma y el comején pueden destruir el más fino mueble o la biblioteca más exquisita.

Y mientras ocurre esa destrucción su apariencia es engañosa, pues dan la impresión de estar relativamente sanos, sin síntomas de estar corroídos por dentro casi fatalmente.

Algo así está ocurriendo con la política en nuestro país. La mayoría de nuestros políticos no son personas normales dedicadas a un oficio o profesión común, que en algún momento de sus vidas realizan algún servicio público. Una vez se infectan del virus político, al parecer carecen de anticuerpos para retornar sanamente a una vida ordinaria.

El más patético ejemplo es el chongo obstinado por alcanzar una cuarta presidencia, poniendo al país patas arriba sin importarle nada más que su ambición. Otros llevan varias elecciones perdiendo, pero insisten…

Pocos electorados del mundo son tan benévolos con perdedores consuetudinarios. Pero los camposantos están llenos de parecidos ególatras que creían ser imprescindibles.



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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