La literatura económica establece que técnicamente un país se declara en recesión cuando su producto interno bruto (PIB) se hace más pequeño durante dos semestres de manera consecutiva, justo lo que ha ocurrido en Estados Unidos.
Sin embargo, las autoridades monetarias y del gobierno de ese país no aceptan que oficialmente se le declare en recesión porque, pese a que se ha hecho más pequeña, el empleo ha aumentado y se está dando respuesta a la crisis del entorno global afectado por una inflación desbocada y la guerra en Ucrania.
Estados Unidos, como muchas otras economías, ha enfrentado la inflación aumentando su tipo de interés para frenar el crecimiento de la economía y así contener el aumento de los precios de bienes y servicios.
Por tanto, explican, la reducción de su PIB ha sido inducido como parte de una estrategia económica y que, por tanto, no se puede hablar de recesión.
Al margen de esa discusión, lo cierto es que el fenómeno puede tener incidencia en la economía dominicana, que hasta ahora ha logrado enfrentar satisfactoriamente tanto los efectos del Covid, como los de la guerra en Ucrania.
Cuando tu principal socio comercial tiene menos dinero disponible, es natural que tus operaciones se reduzcan.
Por eso la importancia de adoptar las medidas internas para prepararse frente al peor de los escenarios.
El Gobierno dominicano debe empezar a pensar hasta cuándo resulta conveniente mantener las restricciones al medio circulante y diseñar el plan de inversiones públicas para cuando llegue el momento de calentar la economía.
La reseción técnica de Estados Unidos podría ser la campanada que el mundo necesitaba para abordar las causas de la inflación y dejar de querer controlarla con medidas monetarias, como ha estado ocurriendo hasta ahora.