Es llamativo cómo al día siguiente de las primarias, Leonel Fernández tenía sometida su solicitud a ONAPI para registrar el nombre de su nuevo partido “La Fuerza del Pueblo (LFP)”. Se presta a elucubraciones.

Su mediático pataleo evidentemente incluía esa intención, pues las encuestas serias indicaban cuán cerrada sería la votación y que muy posiblemente ganaría el penco corcel brioso que resultó ser Gonzalo Castillo.

Pero la batahola actual oculta algo gravísimo: ¿pueden los partidos políticos comprarse por dinero como si fuesen franquicias deportivas rentadas? José González Espinosa, fundador del marxista Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD), la agrupación adquirida por Leonel, dijo oponerse al rarísimo negocio: “Se ha llegado a la barbaridad de decir que recibimos dinero, ¿usted sabe el bochorno que significa eso?”.

Agrego´: “Cuando alguien pierde, como Leonel, significa que va hacia abajo, no hacia arriba…”. ¿De donde salió la millonada dizque pagada por el PTD? Oliendo ese guiso, quedaron boquiabiertos en otras “fuerzas”.

Tres presidencias no bastan, a papeletazos (¡casi digo limpios!) vamos por la cuarta… ¡Recórcholis!