La protección de la niñez que sobrevive en la zona rural será una realidad cuando desde el Estado se realicen políticas que impliquen, entre sus virtudes, “una acción de contingencia” que dé un impulso definitivo contra la miseria, la desnutrición y el abandono que persiste en el campo, especialmente en la población infantil.
La niñez es un “activo invaluable” para el país. Por tanto, urge que sea protegida, pero especialmente la que habita en las zonas rurales. Los gobiernos no sopesan la situación que vive la infancia del campo. En esa línea de acción, apremia que los partidos y los liderazgos políticos elaboren y apliquen programas específicos, especiales, para auxiliar a los niños de las zonas rurales.
En la actual coyuntura, el liderazgo de la nación, sin importar los colores partidarios, tienen que crear una sólida base de asistencia alimentaria que salvaguarde a los niños de la zona rural. Se requiere armar el más formidable blasón para el sostén de la calidad de vida y el nivel cognitivo de la niñez campesina, en sentido general.
Es tiempo de que el Estado dominicano, y en especial los líderes políticos, en estos tiempos de campaña, asuman, discutan y contemplen en sus respectivos programas de gobierno, iniciativas a favor de la niñez campesina durante el período del 2024 a 2028. Hablamos de destinar grandes recursos para crear estructuras, especies de guarderías, “aldeas nutricionales infantiles” que tengan como único propósito garantizar a los niños rurales un esquema de alimentación balanceada, vacunación preventiva, recreación y educación, todo en un solo lugar.
Se alimentan muy mal
Muchos niños de zonas rurales se alimentan muy mal, lucen desnutridos, lánguidos y a veces obesos, aunque “coman de todo”, como se dice con mucho “orgullo” en nuestros campos. Una cosa es comer y otra es alimentarse, nutrirse sanamente.
Es un secreto a voces. Aquí todo el mundo sabe que un elevado número de la niñez de zonas rurales, especialmente del Sur lejano, sufre problemas de desnutrición. Y a veces no es ni siquiera porque falte comida, sino por falta de educación y buenos hábitos alimenticios. Lo malo de este síndrome es su consecuencia, como es la lamentable expresión, deplorable situación que se da cuando los nuevos ciudadanos provenientes del campo reflejan malnutrición mental y confrontan de por vida problemas cognitivos, tanto en su desarrollo cotidiano, como en el aprendizaje y, por ende, en su plena integración a la sociedad.
A la vez que es visible la desnutrición de la niñez rural, en la adultez esta persona muestra un estado de torpeza, luce atolondrado. Duele pensar que este estado de cosas se manifieste en el rol de la vida de esta persona, que tenga un marcado déficit de entendimiento, además de que afloren en él dificultades para integrarse a complejos procesos productivos propios de esta época. Y no exageramos. “El mal comido no piensa”, es una socorrida, aunque lamentable frase de la parafernalia política.
Pero ¿importa a nuestra clase política la situación que atraviesan estos seres humanos? ¿Se dan por aludidos frente a este problema, tanto el sector gobernante o los que aspiran a tomar las riendas del poder a partir de este año? Parece que no. Sus visiones del gobierno apuntan para otros lados: construcción, turismo, zonas francas, transporte, etc. No piensan que para que estos sectores sean exitosos se necesitan buenos ciudadanos, en todos los sentidos, particularmente con excelentes dotes cognitivas.
¿Prefieren una población bruta?
Se ha dicho que “los políticos prefieren que haya una población bruta”, porque es más fácil de manipular para sus proyectos partidarios. No lo creo y ni quisiera creer que eso es verdad.
Pero hay algo peor en esa realidad. Y es que: ¿se le ha ocurrido a algún periodista preguntar al presidente Luis Abinader o a cualquiera de los aspirantes a la presidencia de la República sobre cuáles son o serán sus políticas frente a la niñez, especialmente la niñez rural?
El tema no es nuevo, ha sido planteado durante años por CONANI, UNESCO, UNICEF, Visión Mundial, ONG y otras entidades. Todas estas instituciones coinciden en la necesidad de aplicar políticas de protección integral a favor de la niñez.
La asistencia puntual a los niños en el país está recogida en un código de la niñez, un marco teórico, normativo y regulatorio, y fue establecida, asimismo, en la Agenda 2030 de la República Dominicana. El único problema está en que muchas de las recomendaciones de estos organismos nacionales e internacionales no se aplican. En ese aspecto, se requiere que el Estado ponga en marcha sus políticas de asistencia y destine más recursos para la protección de los infantes.
De hecho, existe el Sistema Nacional de Protección de la Niñez y adolescencia, el cual contiene “principios, normas, procedimientos, técnicas e instrumentos que orientan la intervención del Estado con la finalidad de integrar, estructurar, coordinar, supervisar y evaluar las políticas, planes, programas y acciones para la atención integral de niños y adolescentes a nivel nacional”.
Para poner en marcha el señalado Sistema está el Consejo Nacional de Protección a la Niñez (CONANI). Esta institución no solo está llamada a “diseñar las políticas públicas, planes y programas a favor de la niñez y la adolescencia”, sino que también debe elaborar propuestas y velar por el cumplimiento de las normas y decisiones adoptadas a favor de este sector de la población.
En ese entorno tenemos, además, a la UNICEF, a la UNESCO, a Visión Mundial, fundaciones y entidades ONG que han estado haciendo aportes puntuales a la protección integral de la niñez en el país. Pero según nuestro parecer, no ha sido suficiente, se requieren más acciones puntuales, sectorizadas y, por consiguiente, más recursos. ¿A qué aspiramos?
Anhelamos que se realice lo siguiente:
1) Que la protección de la niñez se coloque como tema principal de los debates de los candidatos presidenciales para las elecciones del 19 de mayo de este año 2024.
2) Que la inversión en la niñez se redireccione para hacer hincapié en programas de nutrición para niños de zonas rurales.
3) Los programas de gobierno de los distintos partidos o colores políticos que se disputan las riendas del gobierno, deben contemplar entre sus planes la creación o construcción en poblaciones campesinas de “Aldeas de Nutrición de la Niñez de las zonas rurales”.
4) Que el nuevo gobierno –aunque sea una prolongación del actual- disponga de mayores recursos para poner en marcha un profundo programa de asistencia nutricional de los niños en los campos del país, especialmente en el Suroeste.
Invertir en la niñez
El estudio sobre “La inversión pública dirigida a la niñez y la adolescencia en la República Dominicana en 2021”, que fue publicado por el Ministerio de Hacienda, Dirección General de Presupuesto, el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, el CONANI y UNICEF, publicado en mayo de 2023, establece las directrices de inversiones para este sector, por lo que en la actualidad solo habría que direccionar esas inversiones a la niñez de la zona rural.
“En el caso de la República Dominicana, -señala el estudio- el bienestar de los niños, niñas y adolescentes es primordial para el desarrollo y la sostenibilidad social. Para estos fines, tanto en el marco normativo nacional como internacional, se establece como una obligación a cargo del Estado destinar una proporción adecuada del gasto público a la infancia y la adolescencia”.
“En ese sentido, este estudio fue realizado con el propósito de cuantificar la proporción del presupuesto público que se destinó a la niñez y adolescencia en la República Dominicana durante el período 2021, tanto de manera directa como indirecta.
Por consiguiente, el análisis pretende facilitar a las autoridades la toma de decisiones vinculadas a satisfacer las necesidades colectivas y el bienestar de los niños, niñas y adolescentes, y fortalecer las políticas que hacen posible el cumplimiento de los derechos”. Para la medición se utilizaron dos categorías de análisis por tipo de inversión: la inversión directa, que responde a programas específicos para beneficiar a la niñez y la adolescencia; y la inversión indirecta, que corresponde a las iniciativas que, sin haber sido diseñadas específicamente para este grupo poblacional, repercuten de manera visible en su bienestar.”
¿En qué consistirán estas Aldeas o guarderías rurales?
Se trataría de infraestructuras o aldeas diseñadas para acoger a niños de entre 1 a 6 años, cuyos padres residan en pequeñas comunidades de las zonas rurales. En esas aldeas se procurará asistir a los niños con un esquema o receta nutricional, con una dieta especial diseñada y dirigida a alimentar mayormente el cerebro. Además, estos pequeños albergues servirán como centros para las primeras vacunaciones para inmunizar a los niños del lugar, la estimulación temprana de la niñez y para recreaciones infantiles.
Un nuevo ciudadano
Igualmente, se utilizará como un centro para que el niño del campo haga su primer contacto con la tecnología, mediante un esquema de enseñanza en el uso de las computadoras y otras herramientas tecnológicas.
¿Qué lograremos con este novedoso esquema de asistencia integral a la niñez de las zonas rurales? Dar lugar al surgimiento de un nuevo ciudadano, más productivo, cada vez más capaz, más despierto, más ingenioso y en mejores condiciones para integrarse eficazmente a una sociedad que se enfrenta en el día a día a vertiginosos cambios tecnológicos.
Conseguiremos, asimismo, reducir “el 3% de los niños, niñas y adolescentes (que) son víctimas de prácticas violentas en sus casas”, así como bajar el “29% de las víctimas de delitos sexuales” que son “reportados en menores de edad”.
Hemos dicho que nuestra niñez es el mayor activo que tiene el país y es necesario protegerlo, defenderlo mediante un sistema integral de protección que parta de una mejor nutrición en la infancia, en su inestimable fase inicial de la vida, haciendo énfasis en las zonas rurales.
Por Emiliano Reyes Espejo
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