Ahora que estamos inmersos en la pandemia y en casa, los conflictos han abarrotado los hogares, oficinas, organizaciones de la sociedad civil, agrupaciones políticas y todos los contextos compuestos por personas.
La persona mediadora se le exige tener un título universitario, curso básico de mediación, certificación internacional, especialización en resolución alterna de conflictos y en sus áreas de abordaje como familia, medio ambiente, derecho administrativo, penal, civil y sobre condominios, comunitarios; entre otros.
Como toda disciplina se requiere continuar ampliando, fortaleciendo y adquiriendo nuevas herramientas de aprendizajes; destrezas y conductas acorde a los avances tecnológicos, ciencias y contextos culturales; amerita que todas las disciplinas profesionales respondan a las circunstancias de la persona.
En el caso de la Mediación como disciplina de buenas prácticas e implementada en los 5 continentes, es razonable que quienes la ejercen como profesión obtengan las competencias requeridas para poder responder a las necesidades de la gente, a la cultura, política, económica y podría decirse de la antropología y sociología como ciencias que estudian al ser humano en su contexto como ente de pensamiento y comportamiento que le rodea.
Ahora con los avances tecnológicos, las ciencias tienen tendencias de ir actualizando sus investigaciones, estudios y posiciones en torno a las posturas en un determinado ejercicio profesional. Es así como lo que ahora es efectivo para abordar un conflicto, posiblemente entre dos a tres años no lo sea. Tal como sucede en la medicina, que un producto es efectivo para una enfermedad, pero luego se detecta que ha sido de utilidad de modo provisional, no en el tiempo.
Todos los días o en horas, existen cientos de estudios sobre cómo ejercer la Mediación con mejores capacidades, conocimientos y saberes; ya que las mismas permiten a las personas usuarias, lograr consensos, acuerdos y concertación a favor de todas las personas asistidas en un proceso de resolución de conflictos y de la paz social.
Escritos e investigaciones publicadas en libros; artículos, columnas periodísticas, entrevistas, seminarios y eventos nacionales e internacionales; sobre el buen ejercicio de la Mediación favorece su desarrollo y a la vez, su utilización viable en la solución pacífica de conflictos.
Trayendo como consecuencia una sociedad más pacífica, tolerante y por supuesto, la promoción de la convivencia como único camino para vivir en paz, armonía y sobre todo, como ente socialmente de relaciones sociales por su capacidad de raciocinio y de pensamiento.
La persona mediadora para formarse como tal requiere tener una profesión base (Periodista, profesional del Derecho, de Trabajo Social, Sociología, Psicología, Administración de Empresa, Ingeniería u otras) para poder desempeñarse como facilitador del diálogo entre las partes en un conflicto.
Luego una especialidad, máster, entrenamiento básico en Mediación, y por último, la certificación como profesional competente que demuestre que posee las herramientas, saberes y conocimiento para ejercer en espacios públicos, privados o gremiales la mediación.
Ya en diversos países en donde existen Centros de Mediación, Conciliación, Facilitación, Arbitraje y otros métodos adecuados de resolución de conflictos; poseen institutos o escuelas de capacitación y entrelazamientos para esos fines.
En República Dominicana en el Poder Judicial se ofrecen entrenamientos sobre Mediación y cursos de Resolución de Alterna de Conflictos (RAC). Mientras que en universidades e institutos superiores fomentan talleres y cursos de capacitación para docentes, estudiantes y organizaciones de la sociedad civil.