SANÁ, Yemen.-Con el rostro quemado y el cuerpo cubierto de vendas, el presidente Alí Abdalá Saleh llamó el jueves al diálogo pero no hizo mención alguna a su posible retorno a Yemen, en su primera aparición televisiva desde el atentado que hace más de un mes obligó a internarlo en Arabia Saudita.
Los partidarios de Saleh celebraron su reaparición con disparos al aire en numerosas ciudades y el cielo de Saná se iluminó con los fuegos artificiales. Una bala perdida mató a una persona, de acuerdo con fuentes médicas de la capital.
Saleh, de 69 años, resultaba casi irreconocible, tras haber sido sometido «con éxito a ocho operaciones quirúrgicas a causa de quemaduras», como indicó en su alocución desde Riad, transmitida por la televisión oficial yemení.
Agregó que todos los dirigentes heridos en el atentado, entre ellos el primer ministro Ali Mohammed Mujawar, habían sido tratados en Riad, sin otras precisiones sobre el estado de salud de los dignatarios.
El atentado se produjo el 3 de junio al estallar una bomba en la mezquita del palacio presidencial en Saná. Al día siguiente, el jefe de Estado fue trasladado a Riad.
Saleh, en el poder desde hace 33 años, afirmó que apoyaba «los esfuerzos» de su vicepresidente, Abd Rabo Mansur Hadi, para lograr «un entendimiento político».
Llamó «al diálogo» de una manera general y se dijo a favor «de la participación (en la vida política) de todas las fuerzas, en el marco de la ley y la Constitución».
En ningún momento de su intervención, de unos pocos minutos, se refirió a eventuales planes de regresar a Yemen o de presentar su renuncia.
Mansur Hadi asegura la interinidad, aunque Saleh nunca lo designó oficialmente para ocupar en su ausencia las funciones ejecutivas. De hecho, una parte de las fuerzas armadas y de los organismos de seguridad están controlados por el hijo mayor de Saleh y sus allegados.
La oposición exige crear un consejo interino para impedir el regreso de Saleh.
El atentado del 3 de junio se llevó a cabo en un momento de auge de la ola de protestas contra su régimen, que se había iniciado en enero.
Las revueltas degeneraron en mayo en combates con armas pesadas entre las fuerzas fieles a Saleh y las de un poderoso jefe tribal.
Su reaparición se produce la víspera de las habituales manifestaciones de los viernes tanto de partidarios como de adversarios de Saleh, y debería dar aliento a estos últimos.
También ocurre exactamente en el 17º aniversario del ingreso, el 7 de julio de 1994, de las tropas nordistas a Adén para aplastar una tentativa de secesión en la ex capital de Yemen del Sur.
Miles de separatistas sudistas desfilaron el jueves en Adén, al grito de «Sur, rebélate» y «Mi país es Yemen del Sur y su capital es Adén».