Madrid.-El gusto de los europeos por el azúcar transformó el mundo.
Las plantaciones de las Indias Occidentales cultivadas a partir del siglo XVII para satisfacer la demanda generaron un nexo de comercio, capital y manufactura que fomentó la revolución industrial y los mercados financieros modernos.
Más de trescientos años después, Europa está por dar un golpe demoledor a un comercio que otrora representó casi una quinta parte de sus importaciones totales, y ha sostenido a los agricultores de caña de azúcar de países en desarrollo desde entonces.
La decisión de la Unión Europea de eliminar los límites de su propia producción de azúcar de remolacha a partir de octubre significa menos demanda de caña cultivada en Jamaica en el Caribe, en la isla de Fiji, en el Pacífico, y en Swazilandia, en el sur de África.
«Dentro de una década más o menos, puedo vislumbrar que el mercado de la UE para el azúcar sin refinar del Caribe sea simplemente un asunto histórico», dijo David Jessop, asesor de empresas y gobiernos sobre el comercio y la inversión en la región.
«El desafío desde la perspectiva caribeña es lo que pueden hacer, si acaso, para asegurar el futuro de su industria».
Jamaica, Belice y Mauricio formaban parte de un grupo de más de 10 naciones que se beneficiaron de un acceso libre de cuotas y de impuestos para 1,6 millones de toneladas métricas de envíos de azúcar sin refinar a la UE en 2015 y 2016.
El monto, que puede variar de año en año, representó alrededor de la mitad de las importaciones de la materia prima por parte del bloque europeo.
Si bien los países conservarán esos privilegios, sus plantaciones de caña de alto costo pueden tener problemas para competir contra los productores de remolacha de la UE que están aumentando los rendimientos y la escala. La producción europea podría expandirse en un 17 por ciento y las importaciones se reducirían en alrededor de la mitad con los cambios, dice Rabobank.
Fiji, Mauricio, Belice y Guyana han estado enviando alrededor del 80 por ciento de sus exportaciones de azúcar a la UE, y Jamaica al menos el 60 porciento, según un informe de 218 páginas de LMC International Ltd., financiado por el bloque comercial.
Algunos también tienen entre los costos más altos. Belice y Guyana producen menos de 6 toneladas de azúcar por hectárea cultivada, en comparación con un promedio de alrededor de 10 para gigantes como Brasil, dice LMC. El azúcar de caña que envían a Europa es posteriormente refinado, y cerca de un tercio pasa al Reino Unido.
Los suministros de la mayoría de los otros países incurren en altos impuestos a la importación.
“No es que queramos dejar atrás a esos proveedores”, dijo Gerald Mason, vicepresidente primero de asuntos corporativos de la refinería Tate & Lyle Sugars, con sede en Londres.
“Pero si Europa ha hecho que el mercado del azúcar blanco sea realmente competitivo, tenemos que tener acceso a suministros más competitivos”.
Los productores corren el riesgo no sólo de perder su mercado más importante, sino de afrontar nuevos exportadores rivales según se expanden los productores europeos, impulsando la oferta del mercado y reduciéndolos precios.
Ruud Schers, de Rabobank, estima que la prima pagada por el azúcar europeo de calidad superior respecto de los precios mundiales podría caer a menos de 100 euros (US$106) por tonelada, de un promedio de 146 euros entre 2009 y 2016.
“Será una cuestión de supervivencia del más apto”, dijo Devesh Dukhira, máximo responsable ejecutivo de Mauritius Sugar Syndicate, una asociación de productores de Mauricio. «La competencia se volverá mucho más encarnizada y el precio bajará».