Los deberes de conciencia muchas veces obligan a entrar en contradicción parcial con algún propósito mayor. Me ocurre con la reelección del presidente Abinader. Las encuestas muestran que ganará con más del 64 %.

La oposición no llega a la mitad de ese porcentaje ni sumando al PLD y la FUPU. Por eso, el expresidente Fernández se permite brincar conceptualmente o realizar maromas de acrobacia dialéctica, jurando que en menos de dos semanas “esas tendencias se invertirán”. Mi desacuerdo no es con que Luis logre su merecida reelección. Es porque no conviene a Luis ni al país que Guillermo Moreno sea senador por el Distrito Nacional.

Este eterno aspirante presidencial me desagrada por medrar a expensas del erario desde 1996 sin conseguir votos para llenar un estadio chiquito. No puedo votar por este pésimo candidato. El inmerecido apoyo del PRM quizás lo lleve al Congreso.

Pero no pasará una legislatura sin armar algún lío o declararse independiente (que convendría si tuviera mejores credenciales). Mi voto para senador será por Vinicito Castillo, pese a muchos desacuerdos con él. Aunque se parezca un chin a Moreno, pero apasionado, será más confiable legislador, más leal al país y con criterio menos díscolo.