
Cuando hablamos de “emprendedores”, la imagen que viene a la mente suele ser la de alguien que lanza una ‘startup’ tecnológica, dirige un negocio innovador o busca inversión. Pero emprender es mucho más que eso.
En su esencia más simple, emprender es identificar un problema y buscar una solución que genere valor.
Bajo esa definición, todos —en algún momento— hemos sido emprendedores.
Un vecino que organiza un transporte escolar compartido para que los niños del barrio lleguen seguros al colegio está emprendiendo. Una profesora que desarrolla un método creativo para que sus alumnos aprendan más rápido también lo está haciendo.
Emprender no es una etiqueta reservada a unos pocos; es una forma de pensar y actuar que está al alcance de cualquiera.
El motor del progreso social no son sólo las grandes empresas, sino la suma de miles de iniciativas —pequeñas y grandes— que resuelven problemas reales. El primer paso es reconocerlo: cuando resolvemos algo que mejora la vida de otros, estamos emprendiendo.
Una brújula no camina por ti, pero te ayuda a no perderte. Esa es la misión de esta columna: ofrecer orientación para que tus ideas encuentren su norte, y que tú puedas avanzar con más seguridad y menos incertidumbre.
El valor de resolver problemas
Emprender siempre implica servir a alguien. No basta con tener una buena idea; hay que entender a quién ayuda, cómo mejora su vida y si esa persona está dispuesta a adoptarla. No se trata sólo de resolver un problema, sino de cómo las personas valoran esa solución.
En uno de mis proyectos, Patio, desarrollamos centros comerciales de vecindario. Más allá de los locales y el estacionamiento, la propuesta de valor es acercar productos y servicios esenciales, ahorrando a las personas su recurso más valioso: el tiempo. Eso es lo que realmente aprecian y lo que nos diferencia.
Preguntas para tu propia brújula
Antes de dar un paso, hazte estas preguntas:
- ¿Qué problema estoy resolviendo realmente?
- ¿Quién lo tiene y cómo lo vive?
- ¿Cómo sabré que mi solución le aporta valor?
- ¿Estarían dispuestos a pagar o agradecer por ello?
Comienza a mirar tu entorno con ojos de emprendedor. No importa tu oficio o profesión: hay problemas esperando por tu ingenio. Si decides actuar, estarás sumándote a esa red invisible de personas que mantienen viva la llama del progreso.
Todos somos emprendedores. La diferencia está en quién decide ver el problema… y resolverlo.
*Por Luis de Jesús Rodríguez