
Son muchas las ocasiones en que los dominicanos de la región norte del país, especialmente en las zonas de Santiago, Salcedo, San Francisco de Macorís, Puerto Plata, Villa Vásquez y Monte Cristi, se despiertan sobre saltados por las fuertes sacudidas sísmicas experimentadas por la tierra en horas de la madrugada, aunque igual situación se presenta en Azua, Barahona, Neiba y toda la cuenca del lago Enriquillo.
Y es que el planeta tierra tiene un núcleo interior fundido e incandescente, donde los materiales derretidos por las altísimas temperaturas tienen muy baja densidad y eso les obliga a desplazarse hacia la superficie del planeta, denominada corteza, pero en la medida en que se acercan a la superficie se encuentran con temperaturas inferiores a las del centro de la tierra, y como la primera Ley de la termodinámica establece que el calor fluye del cuerpo más caliente hacia el más frio, hasta que se equilibran, eso enfría la masa ascendente y la hace tener una mayor densidad, es decir, ahora pesa más.
Cuando una masa de roca se enfría tiende a pesar más y vuelve a descender hacia el interior de la tierra, donde se calienta de nuevo, pesa menos, y tiende a volver hacia la superficie, en un interminable proceso repetitivo que se denomina corrientes de convección.
