¿Por qué la Bioética?

¿Por qué la Bioética?

¿Por qué la Bioética?

*Por Diógenes Aybar

Suena extraño el término “Bioética” y es porque su uso es de muy reciente acuñamiento. Comencemos por la etimología de la palabra, para de esa forma aclarar el concepto antes de tratar el tema que entraña, el cual nos atañe de forma muy cercana.

Bio (del griego vida), ética (Del latín ethĭcus, y este del griego ἠθικός, Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre, Conjunto de normas morales que rigen la conducta humana, según la enciclopedia Microsoft® Encarta® 2006); es decir, la Bioética trata de las normas que rigen la actitud y el comportamiento de los humanos con respecto a la vida y lo vivo.

Pero el término ha sido acuñado por una necesidad que ha surgido fruto de los avances científicos y tecnológicos en las ciencias médicas y biológicas, y es en estos campos donde se está desarrollando el concepto.  Digo desarrollando, pues la Ética no es materia sencilla de tratar ni de usual manejo por parte de la gente de ciencias.

Primero aclaremos que hay una enorme diferencia entre Ética y Moral.  La Ética establece aquellas normas que rigen el comportamiento humano frente a toda la existencia, frente a sí mismo y a los demás humanos en forma individual o en las diferentes formas de colectividades que los mismos formen.

Estas normas están supuestas a tener su origen en los más elevados y universales preceptos filosóficos (Metafísicos o religiosos), y por eso se suponen de aplicación universal (en todos los tiempos, latitudes y culturas).

Mientras que la Moral define el conjunto de normas que rigen el comportamiento de los humanos frente a otros humanos y sus instituciones dentro de una cultura en particular. Esto hace de la Moral algo relativo, que varía con el tiempo, la geografía y las culturas y sub-culturas.

Por ejemplo, en una cultura es de buen gusto eructar en la mesa cuando se termina de comer (pues esto es señal de que la comida le ha agradado), mientras que en nuestra cultura esto es repugnante y de muy mal gusto.

Incluso un canon moral aceptado muy bien visto por una cultura puede estar en contradicción directa con la Ética.  Con esta explicación queda claramente establecido que Moral y Ética son animales de diferentes corrales.

Disipada la confusión entremos en el tema que nos inquieta.  La Biología Molecular y la Medicina han tenido en los últimos cincuenta años avances tan sorprendentes que el hombre ha entrado en la capacidad de alterar el normal (digo normal y no natural, pues soy de la opinión de que todo lo que se puede hacer, aunque de forma artificial, es natural, pues para hacerlo hay que seguir leyes impuestas por la naturaleza) curso del desarrollo de los procesos de la vida.

Podemos diseñar organismos nuevos y producirlos en masa, podemos intercambiar genes de una especie a otra, creando especies “quiméricas”; por ejemplo, ratas con el gen humano de la insulina; o bacterias con el gen humano del interferón para convertir a éstas en factorías de interferón que la industria farmacéutica vende en el mercado de medicamentos.

Podemos producir animales que producen carne dietética; podemos sustituir un órgano dañado por otro que funcione bien como si se tratara del cambio de refacción que se hace a un automóvil.

Esto podemos hacerlo porque algún donante (después de muerto si el órgano en cuestión es vital) lo haya cedido, o, como se está ya experimentando, porque se haya producido en alguna “factoría” de órganos. También es de todos sabidos que podemos producir copias biológicas idénticas (clones) de cualquier especie incluyendo la nuestra.

Ahora bien, todo esto parece muy bueno, son grandes portentos que el hombre es ya capaz de hacer; pero debemos detenernos a pensar en las consecuencias.

La vida tiene una característica muy especial, cada ser vivo, así como cada especie, no es un ser aislado de los demás; todo lo vivo en la tierra está indisolublemente unido por dos razones fundamentales:

1)    Todos los seres vivos que habitamos la tierra somos la misma vida, tenemos el mismo código genético, la misma estrategia bioquímica con las mismas moléculas básicas (nos alimentamos con sustancias y energía para con ellas obtener y almacenar energía para el funcionamiento del sistema vivo que somos, y para producir las moléculas básicas o bloques para construir las estructuras funcionales de las células y el tejido de los órganos que constituirán lo que es nuestro cuerpo y nuestro sistema vivo), y tenemos la misma fuente última de nuestro sustento (el sol y los minerales de la tierra).

2)    El planeta tierra es un espacio limitado, con diferentes nichos (espacios restringidos con características específicas), todos los organismos vivos afectan con su accionar el entorno de su nicho, este nicho no está aislado de los demás, y muchos organismos ejercen su función vital explorando y afectando diversos nichos, haciendo así que lo que sucede en un lugar afecte tarde o temprano a todo el planeta.  Esta dinámica de interacción de los organismos con el entorno es a lo que llamamos ecosistema.  Visto así, la tierra es un ecosistema global. Esta situación hace que cualquier cambio que ocurra en un lugar puede afectar, no sólo la posibilidad de supervivencia de una o más especies, sino el comportamiento social de los individuos de diversas especies.

Por otro lado, los sistemas vivos no son tan simples como los aparatos mecánicos, los organismos están constituidos por un sinnúmero de aspectos que se afectan los unos a los otros, catalizándose, menguándose, interviniéndose, etcétera, en una palabra, regulándose los unos a los otros de tal manera que el organismo mantenga su integridad y propósito (es a esto a lo que se llama homeostasis).

Cabe entonces preguntarse, ¿Conoce el hombre cómo afectará la vida (incluyendo la de nuestra especie) sobre el planeta la introducción de una modificación genética en el pool genético de una o varias especies?

¿Conoce el hombre cómo afecta al organismo en su conjunto (tanto en lo orgánico como en lo psicológico y espiritual) la introducción mecánica de órganos, drogas y alimentos artificiales?

¿Ha pensado el hombre en cómo afecta el substrato psíquico ético de un paciente el estar esperando que una persona sana muera para él conseguir el órgano vital que necesita que le trasplanten?

¿Ha pensado el hombre en las consecuencias sociales que puede acarrear (en un mundo lleno de precariedades y ambiciones) el que exista una demanda de órganos humanos para trasplantes?

¿Ha definido claramente el hombre su estatus existencial, para en base a esto definir el marco ético en que practicaría la nueva medicina y la actual biología molecular?



El Día

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