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¿Por qué el Papa quiere "corregir" la devoción a la virgen María, la madre de Jesús?

El papa León XIV aclaró el papel de María, la madre de Jesús, en la doctrina y la tradición católica en un documento publicado esta semana.

Para algunos, sonó como si la principal santa del misticismo católico hubiera sido relegada.

Según expertos entrevistados por BBC News Brasil, el gesto representó un ajuste a la "mariolatría", que buscaba colocarla en un papel central en la narrativa de la salvación, y, desde una perspectiva ecuménica, una respuesta a las constantes críticas de los protestantes respecto a la veneración que los católicos promueven de esta figura.

En la práctica, el documento es una forma de frenar ciertos abusos de una devoción que ha crecido considerablemente en los últimos siglos, llegando incluso a usurpar el protagonismo que, para la Iglesia, debería corresponder a la Santísima Trinidad: Dios Padre, Jesús Hijo y el Espíritu Santo, la fuerza divina.

Preparado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, firmado por León XIV y publicado el miércoles 5 de noviembre, el documento presenta un recorrido histórico sobre la comprensión de María a lo largo del cristianismo, rechaza el uso del título de "corredentora" para su papel y aboga por la prudencia al referirse a ella como "mediadora".

En la terminología cristiana, redentor es quien redime, quien libera, título que se le atribuye a Jesús. Mediadora, en cambio, sería la intercesora, quien media.

Para el teólogo Vinícius Paiva, especialista en mariología y miembro del consejo directivo de la Academia Mariana de Aparecida -donde también es profesor-, el objetivo del documento papal no es la piedad popular, sino "ajustar la devoción mariana".

"Los principales objetivos del documento son los títulos de 'corredentora' y 'mediadora de todas las gracias'", explica, señalando que no son términos de uso común en la piedad popular.

María con varios ángeles a sus pies.
Pie de foto,Un cuadro de 1678 representa a María después de ascender al cielo.

El texto de la Iglesia también critica la "instrumentalización política" de la figura religiosa y, si bien valora el papel de María en el plan de salvación de Jesús, explica que ella es intercesora, la "madre de los fieles" que ora, pero que no tiene, por sí misma, la autonomía para salvar.

Según el documento, es necesario evitar "el peligro de ver la gracia divina como si María se convirtiera en una distribuidora de bienes o energías espirituales desconectadas de nuestra relación personal con Jesucristo".

En las redes sociales, muchos católicos se quejaron. En X hay publicaciones que califican el documento de "nefasto" e incluso "satánico".

"Ojalá estemos vivos para ver, algún día, a un Papa que declare el dogma de que la Virgen María es corredentora", publicó un usuario.

"Contra la Mater Populi Fidelis", escribió otro, citando el nombre oficial del texto vaticano.

"Otro ataque del Vaticano contra la Santa Iglesia Católica", publicó otra persona. También hay críticas en YouTube y otras redes sociales.

2.000 años de controversias

El teólogo Alberto Tasso, profesor del Centro Universitario Adventista de São Paulo e investigador de la historia del cristianismo en la Universidad Andrews de Estados Unidos, recuerda que las discusiones sobre el papel de María se remontan a los primeros tiempos del cristianismo.

El documento de esta semana rememora que el interés por la maternidad divina data de los primeros siglos, cuando María recibió el título de Theotokos, es decir, Madre de Dios, una decisión tomada por los líderes cristianos reunidos en el Concilio de Éfeso en el año 431.

"Esta idea elevó a María a una posición superior a la de una madre común", afirma Tasso.

Con este documento, Tasso entiende que León XIII no está alterando la idea de Theotokos, sino enfatizando el papel de Cristo como único mediador.

"Yo diría que es una postura interesante, incluso loable, la de clarificar y exaltar la figura de Cristo como único mediador", afirma.

En una parte del cristianismo, esta devoción mariana no haría sino aumentar.

En la Iglesia católica, se han proclamado sucesivos dogmas: que fue concebida sin la mancha del pecado original, que permaneció virgen durante toda su vida y, más recientemente, hace 75 años, que ascendió al cielo en cuerpo y alma.

Los protestantes, en cambio, que se basan exclusivamente en la Biblia sin buscar respuestas en la comprensión construida por un magisterio histórico de doctrinas, la han relegado a un papel generalmente respetuoso y más humano: la presentan como una madre piadosa y virtuosa que hizo posible la venida de Jesús, pero poco más.

La visión católica se ha desarrollado de tal manera que, a menudo, María ha llegado a asumir un protagonismo que nunca estuvo presente en la doctrina.

Una ilustración algo caricaturesca, pero con un trasfondo de gran relevancia social, se encuentra en la obra de teatro *El Auto de la Compadecida*, escrita por Ariano Suassuna (1927-2014) en 1955 y adaptada al cine en el año 2000.

En la trama, cuando el protagonista, João Grilo, se enfrenta al temido juicio final, tenía todas las razones para ser condenado al infierno, pero logra escapar al implorar a la madre de Jesús, la "misericordiosa", que interceda por él. Y ella, como una madre amorosa, le concede una segunda oportunidad.

Fotografía en blanco y negro de personas caminando. Al fondo se ven edificios y una multitud.
Pie de foto,Peregrinos en Aparecida, la principal basílica mariana de Brasil y una de las más importantes del mundo, en una fotografía de 1967.

Históricamente, el teólogo Tasso observa que el catolicismo, en los últimos siglos, ha permitido cierto distanciamiento de Jesús como mediador. Para él, la figura del hijo de Dios terminó por divinizarse cada vez más y deshumanizarse.

Esto abrió espacio para la veneración de María como una figura más cercana a los fieles.

"De ahí surgió la idea de que el hijo jamás se negaría a una petición de su madre. La misma oración del Ave María, en la que se le pide que 'ruegue por nosotros, pecadores', [lo denota]", observa.

"La devoción mariana es muy antigua y siempre ha estado muy ligada a la fe popular. Su figura como madre la acerca a los fieles sencillos de una manera mucho más práctica y tangible que la idea de un Dios inmaterial y espiritual", comenta la historiadora y antropóloga Lidice Meyer, autora del libro "El cristianismo en lo femenino".

"La fe popular utiliza todos los sentidos humanos: requiere el contacto físico con el objeto que se contempla y venera, el sonido repetido de las oraciones e incluso el aroma de una vela encendida o de las flores ofrecidas".

"La representación de María en casi todas las iglesias católicas, sobre el altar mayor, a menudo incluso con mayor prominencia que Cristo, y la casi ausencia de representaciones de Dios Padre y del Espíritu Santo, lleva a una interpretación, aunque sea inconsciente, de su importancia relativa para la fe y la salvación".

"No es nuevo que la jerarquía eclesiástica haya estado atenta a posibles desviaciones doctrinales perpetuadas por el sentido común", añade.

En el ámbito de la fe, el panorama, por lo tanto, es complejo.

"Existen grupos eclesiales, incluidos grupos conservadores y ultraconservadores, que durante décadas han pedido a la Iglesia que proclame el dogma de la corredentora y mediadora de todas las gracias", afirma el teólogo Paiva.

"Pero la Iglesia lo rechazó. El magisterio papal, tras el Concilio Vaticano II, ha descalificado vehementemente esta palabra para explicar la relación de María con la obra de salvación".

"Para el pueblo, nada cambia", dice Paiva. "La relación filial que los fieles tienen con María continuará".

Para el teólogo, este es el "gran rescate" del documento. Subraya que León XIV acuñó un "nuevo título que resume esta relación con el pueblo".

"Nuestra Señora es la madre de los fieles", observa, traduciendo la expresión latina que da título al texto. El documento salvaguarda esta maternidad espiritual de María".

"No se refiere a la piedad popular. Ajusta la terminología que habían utilizado algunos sectores maximalistas dentro de la Iglesia", aclara Paiva.

Dentro de la mariología, este es el nombre que se da a quienes se preocupan más por las dimensiones "divinas" de María que por sus aspectos históricos y humanos.

Se considera maximalistas a quienes sitúan a María por encima de los demás santos.

"Casi la equiparan con Dios", afirma Paiva.

"Es una visión que entiende a María como si fuera la cuarta persona de la Santísima Trinidad", añade el teólogo e historiador Gerson Leite de Moraes, profesor de la Universidad Presbiteriana Mackenzie.

Desde la proclamación del último dogma mariano en noviembre de 1950 -por el papa Pío XII (1876-1958)- algunas corrientes dentro del catolicismo han abogado por un nuevo dogma que la designe oficialmente como corredentora.

"María como corredentora constituiría un quinto dogma mariano, que, aunque propuesto por algunos, no se corresponde con la doctrina cristiana", resume la antropóloga Meyer.

"Aceptar que María posee la función de corredención sería atribuirle la divinidad de Cristo y disminuir el papel de Jesús en la cruz. La muerte de Cristo en la cruz es sustitutiva y solo puede ser efectiva porque Cristo también es Dios".

Foto en blanco y negro de la vista desde lo alto de una piedra que muestra el mar y una ciudad en el fondo
Pie de foto,Vista del convento dedicado a Nuestra Señora en em Villa Vieja, en Espírito Santo, en una foto de 1974.

Oficialmente, la propuesta siempre encontró resistencia en la cúpula católica.

El Concilio Vaticano II, celebrado de 1962 a 1965, dejó claro el entendimiento de que María, en la narrativa de la salvación, estaba subordinada a Jesús, no pudiendo ser igualada a él.

Meyer enfatiza el papel de este encuentro para "devolverle la humanidad a María", mostrándola "como mujer y discípula y determinando que el culto a María debería estar 'orientado al centro cristológico de la fe cristiana'".

El papa Juan Pablo II (1920-2005) utilizó el término en al menos siete declaraciones, pero nunca explicó el sentido que pretendía darle.

Ningún Papa, sin embargo, demostró un esfuerzo por transformar la nomenclatura en dogma.

Francisco (1936-2025), el predecesor de León XIV, negó explícitamente esta idea, resaltando el papel de María como "primera discípula".

"Es un punto final para la expresión corredentora. [León XIV] dice que el nombre es inadecuado, inoportuno, que no puede ser utilizado", afirma Paiva.

"En relación con la mediadora de todas las gracias, las directrices son que esto se explique bien al pueblo: un cuidado pastoral para que no se entienda que María es la poseedora de un poder disociado del poder de Dios".

"Yo diría que se hizo un ajuste para que el lenguaje, al hablar sobre María, sea más ponderado, más adecuado, más acorde con la propia doctrina de la Iglesia", contextualiza el teólogo Paiva.

"La nota no aporta ninguna novedad. Pero sí una aplicación práctica: el veto a la palabra corredentora", resume Paiva. "No es una respuesta de la Iglesia a la fe popular, sino un ajuste".

¿Degradación?

"Entiendo que la Iglesia católica [con este texto] no rechaza la devoción popular [a María] bajo ninguna circunstancia, sino que la corrige al explicitar claramente el límite entre el culto debido únicamente a Dios y la veneración de la Virgen», comenta el teólogo e historiador Fabio Darius, profesor del Centro Universitario Adventista de São Paulo.

Para él, cuando la Santa Sede la sitúa como "primera discípula" en lugar de "redentora", señala "la primacía de Cristo", presentando la colaboración de María como "fruto de la iniciativa divina".

"Creo, sobre todo, que si bien los fieles de todas las épocas, incluso hoy, se refieren a María con las palabras más bellas, elocuentes y sinceras, es necesario buscar la precisión teológica, porque una comprensión errónea puede conducir a errores cristológicos, es decir, a minimizar el papel de Cristo", enfatiza Darius.

"Quienes interpretan las declaraciones del Papa como una "degradación" del papel de María necesitan leer el texto con mayor atención", subraya Meyer. "León XIV no aporta nada nuevo. Simplemente afirma que los títulos marianos deben usarse con precaución, pues pueden dar lugar a malas interpretaciones, sobre todo entre quienes tienen una devoción más sencilla".

Cita como ejemplo la concepción de María como "mediadora". El texto vaticano dice: "Ella, la primera redimida, no pudo haber sido mediadora de la misma gracia que ella misma recibió".

"Esto significa que María no distribuye gracias sin el conocimiento de Jesús. La teología expresada en la oración del Ave María afirma que María puede interceder por nosotros, pero no salvarnos", contextualiza la antropóloga.

"La expresión 'María mediadora', por lo tanto, surge de esta posibilidad de mediación ante Jesús y no de una mediación directa con Dios. Sin embargo, debido a la posibilidad de malentendidos, se recomienda evitar el uso de este vocativo mariano".

El texto papal afirma: "La expresión 'mediación participativa' puede expresar un sentido preciso y precioso del lugar de María, pero, si no se entiende adecuadamente, podría fácilmente oscurecerlo e incluso contradecirlo. La mediación de Cristo, que en algunos aspectos puede ser 'inclusiva' o participativa, en otros es exclusiva e incomunicable".

"El documento no menosprecia a María. Exalta a Cristo", señala Tasso. "No dice que María no deba ser venerada, no cambia la posición histórica del catolicismo ni el papel que María desempeña".

Paiva coincide en que el documento no disminuye la figura de María. Al contrario, la magnifica.

"Cualquiera podría ser llamado corredentor, siempre que ofreciera su sacrificio, uniéndolo al de Cristo", comenta. "Pero solo hay una madre del Redentor". En su opinión, el documento "amplía el enfoque en María".

"No se la ha disminuido. Se la ha reposicionado, se la ha contemplado desde una perspectiva más abierta y más acorde con la mariología contemporánea", afirma el profesor.

"En el ámbito popular, esto tiene poco efecto. En el ámbito pastoral, algunas iniciativas deberán reajustarse y reformularse. Hasta ahora, el mayor impacto recaerá sobre quienes más se quejan, sobre quienes protestan en las redes sociales. Son los ultraconservadores y los conservadores quienes crearon esta figura regia de María, otorgándole una lógica de poder".

Una fotografía en blanco y negro muestra al Papa en un coche pasando entre una multitud de personas con banderas y carteles brasileños.
Pie de foto,El papa Juan Pablo II durante una misa dedicada a Nuestra Señora, celebrada en el Santuario Nacional de Aparecida en 1980.

"Me parece una dirección teológica más clara, ya que se mantiene la devoción, pero, por así decirlo, se suavizan ciertas asperezas. Esta supuesta moderación es, en mi opinión, un intento de corrección doctrinal", afirma Darius.

"María nunca ha tenido, no tiene ni tendrá un papel secundario en la fe católica. Y, en particular, no creo que esta nota cambie significativamente la forma en que se percibe a María en muchas comunidades, que durante generaciones han encontrado y siguen encontrando consuelo y mediación en la persona de la madre de Cristo".

"El documento también indica que la figura de María no debe ser utilizada políticamente por grupos. Esto es muy común: la gente utiliza la figura de María diciendo: 'Aquí estamos rezando por la gran victoria'. El documento cuestiona esto", señala Paiva.

Diálogo ecuménico con los evangélicos

"No se trata de una reacción católica [al avance evangélico]", argumenta Paiva. "Pero el documento tiene una intención ecuménica".

Comenta que, debido a la forma en que los católicos tratan a María, el diálogo con otros cristianos a menudo se vuelve "aún más difícil". Al promover este ajuste, el Papa puede, por lo tanto, fortalecer los lazos con otros sectores del cristianismo.

Para el teólogo Tasso, el documento del pontificado de León XIV promueve un "mejor diálogo" con el mundo, "especialmente el evangélico".

"No cabe duda de que esta aclaración católica es una reacción al creciente movimiento evangélico, que critica duramente esta idea de María como un ser casi divino, con prerrogativas casi divinas", enfatiza.

Darius afirma que la nota de la Iglesia "es claramente ecuménica".

"Entiendo que este factor ecuménico constituye una razón de peso para que la Iglesia católica desaconseje ciertos títulos. Al afirmar que Cristo es el único redentor y mediador, el catolicismo busca fomentar el acercamiento, dado que este tema representa un importante obstáculo teológico para el diálogo con otras iglesias cristianas".

Meyer no cree que la motivación de León fuera el avance evangelizador.

"Sin embargo, es cierto que el criterio más amplio respecto al papel especial de María en la redención termina por generar una mayor posibilidad de diálogo entre las dos principales ramas del cristianismo: el catolicismo y el protestantismo", reflexiona.

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