Población y muestra en las encuestas

Población y muestra en las encuestas

Población y muestra  en las encuestas

En el marco de las buenas prácticas en el diseño de encuestas por muestreo, uno de los aspectos fundamentales a precisar es la población objeto de estudio, que es el tema de esta entrega, el cual, como se muestra a continuación, requiere la observancia de estrictos criterios metodológicos para evitar engaños y confusiones entre los usuarios de los datos y en la población que sigue la publicación de encuestas.

La pregunta fundamental que marca el punto de partida para el diseño de una encuesta por muestreo es la siguiente: ¿Cuál es el objetivo fundamental de la encuesta? Hay otras preguntas no menos importantes que deben ser del dominio de quien diseña la encuesta, como las relacionadas a la cobertura, desagregación deseada y metodológicamente válida, el error máximo a permitir en las estimaciones, el nivel de confianza de los estimadores, el período de referencia, entre otras, las cuales deben ser acordadas con la persona, empresa o institución que ordena la investigación. Esto aplica para todas las investigaciones que se apoyen en la encuesta por muestreo.

En el caso particular de las encuestas de opinión y las preelectorales, que son las más frecuentes en los meses que anteceden a las elecciones, un aspecto a establecer es el nivel electoral donde se quiere hacer la medición, ya sea distrital, municipal, congresual o presidencial. Esto significa que, partiendo del objetivo fundamental de la encuesta, hay que definir con claridad la población y la muestra.

Estimaciones locales y nacionales
Una pregunta que me suelen hacer en los conversatorios sobre encuestas en los que participo, y hasta en las aulas de clases, es la siguiente: ¿Se puede partir de una encuesta nacional para hacer estimaciones en distritos municipales, municipios, circunscripciones electorales y provincias? Mi respuesta es no; no se recomienda, es una mala práctica de quien lo haga.

Sobre el particular, en las encuestas preelectorales, que justamente son las más afectadas por las malas prácticas de algunas firmas encuestadoras, es incorrecto diseñar una encuesta de carácter nacional, con una muestra válida para estimaciones nacionales, y luego desagregar los datos para hacer inferencias en niveles electorales inferiores, ya que cada nivel de elección tiene una población muy específica.

En este sentido, si se quiere conocer la intención de voto favorable que tienen los candidatos que compiten al nivel local, vale decir distritos municipales, municipios, circunscripciones electorales y provincias, hay que diseñar encuestas exclusivas para cada uno de esos niveles de elección, lo que implica precisar la población electoral correspondiente, sus límites geográficos y los aspectos técnicos-estadísticos del muestreo, que son: el error máximo a permitir en las estimaciones, el nivel de confianza en los estimadores, el criterio de varianza a usar, tamaño de la población y su distribución geoespacial en el territorio delimitado, la composición por sexo, edad y cualquier otra variable sociodemográfica de interés.

Dionicio Hernández Leonardo

Las implicaciones
¿Qué implicación tiene desagregar los datos de una encuesta nacional para ofrecer estimaciones locales?
Son muchas las implicaciones, entre ellas, están: 1) arrojan estimaciones estadísticamente incorrectas; 2) desinforman a los usuarios de los datos, en especial a quienes siguen la publicación de encuestas; 3) abusan de la ciencia estadística, que tiene normativas muy específicas para cada investigación en la cual se aplique algún método o técnica de muestreo; y 4) le restan credibilidad a las encuestas que, desde el punto de vista ético, debería tener alguna consecuencia, aunque sea de índole moral.

A las implicaciones anteriores se suma otra, que entra en la categoría de engaño, y es el hecho de que en las fichas técnicas de las encuestas que publican las firmas encuestadoras que se prestan a esas malas prácticas, no informan el tamaño de la muestra ni el error máximo permitido en las estimaciones desagregadas.

Hemos visto con asombro publicaciones de encuestas preelectorales que parten de una muestra nacional de 1,200 entrevistas, y luego desagregan los datos para dar estimaciones al nivel de municipio, con el agravante de que en muchos casos publican estimaciones con muestras tan pequeñas a escala local que entran en la categoría de lo absurdo, ya que el error de muestreo resultante es tan grande que anula cualquier diferencia estadística existente en la intención de voto de los candidatos.

Visto lo anterior, desde este medio, promovemos una cultura de buenas prácticas en el diseño, realización, tratamiento estadístico y publicación de encuestas por muestreo.

En este sentido, ya sea por ignorancia o con pleno conocimiento de lo que es correcto y lo que es incorrecto, usar una ciencia para mentir o desinformar con publicaciones que no se ajustan a la realidad estadística de lo que se pretende medir, es una práctica a la que hay que ponerle freno; hay que abrazar la cultura de la verdad, iniciando con la adopción del principio fundamental de hacer las cosas bien o no hacerlas.

*Por Dionicio Hernandez Leonardo



El Día

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