Petro y el renacer de la esperanza

Petro y el renacer de la esperanza

Petro y el renacer de la esperanza

German Marte

La esperanza del continente se ensancha y fortalece con el triunfo de Gustavo Petro en las elecciones presidenciales de Colombia.

Un motivo de alegría, un gran estímulo para quienes aspiran a un mundo mejor, donde se pueda vivir en paz, sin miedo a que una bala inútil le perfore el cráneo tan solo para matar sus ideas de justicia y libertad o sus sueños de tener una vida digna.

La victoria de Petro es la forma más sutil de vengar la muerte de cientos de campesinos, activistas asesinados tan solo por reclamar un pedazo de tierra en un país con más de un millón de kilómetros cuadrados. Un acto de justicia por los más de mil desmovilizados, asesinados por ejército y los paramilitares.

La victoria del economista de 62 años representa el triunfo de los “nadies”, como bien dice la ahora vicepresidenta electa, Francia Márquez, al referirse a esa parte olvidada de Colombia, los negros, los indígenas, los de a pie, los más pobres entre los pobres.

El exguerrillero del M-19 logró imponerse en segunda vuelta sobre el candidato de la derecha Rodolfo Hernández (50,44% por 47,31%) a pesar de la férrea oposición de la derecha conservadora de dentro y de fuera que hizo todo lo que estuvo a su alcance para impedirlo.

Con Petro, el pueblo colombiano derrotó a la oligarquía ultraconservadora y todos los poderes fácticos que se unificaron para tratar de impedirlo. Se impuso la voluntad popular a pesar de que los grandes medios, como la revista Semana, estaban abiertamente en su contra.

El triunfo de un exguerrillero y una mujer negra, de origen humilde y marginada, precisamente en un país conservador como Colombia significa que el continente avanza hacia una sociedad menos excluyente.
Las ansias de paz de los colombianos superaron la sed de sangre y guerra de los sectores que dentro y fuera de la región prefieren el conflicto.

No olvidemos que Colombia ha sido por mucho tiempo el principal aliado estratégico y militar de Estados Unidos en América Latina.

La brutal represión del gobierno de Iván Duque (pupilo de Álvaro Uribe) contra los jóvenes que salieron a las calles a reclamar empleos y rebaja de la comida, en lugar de mellar la voluntad de cambio lo estimularon.

Pero los resultados de las elecciones del domingo también son motivo de alegría más allá de las fronteras colombianas. Y sobre todo un alivio para su vecina Venezuela, tan vilmente asediada.

En general, se espera una nueva relación de Colombia con gobiernos progresistas como los de México, Bolivia y Chile.

Significa también un empuje a las aspiraciones de millones de brasileños que añoran el retorno de Lula Da Silva al poder.

En fin, el triunfo de Petro es motivo de regocijo no solo para más de 11,2 millones de personas que le apoyaron, sino también para millones de ciudadanos dentro y fuera de Colombia. Con su victoria, Petro fortalece los cimientos de la esperanza y se coloca junto a los que sueñan y luchan por un mundo más justo.

Yo me conformo con que lo dejen gobernar y que al menos pueda detener el río de sangre inocente con que la sinrazón ha enlutado las ciudades y los campos colombianos a pesar de los acuerdos de paz firmados hace años.



German Marte

Editor www.eldia.com.do

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