Cada vez que nos referimos a la situación del Salón de la Fama del país uno termina desilusionado. Es una entidad que no tiene un patrón claro sobre las formas que realiza la escogencia de los atletas nacionales para ser inmortales. Son muy sui géneris.
Incluso, cada año los periodistas se quejan porque son ellos los que escogen a los atletas por los que deben votar.
En cuánto al béisbol es penoso ver cómo son ignorados expeloteros, principalmente aquellos que jugaron amateurs, quienes tuvieron actuaciones memorables para el país y quedaron en el olvido por la falta de dolientes en el comité elector. Fíjense en estos nombres Pablo Cabrera-La Cáscara-, Manuel Padilla y Narciso González, hermano de José Uribe González, quienes brillaron en la etapa de oro del béisbol amateur.
‘La Cáscara’ fue un jugador sin igual y lo demostró en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Cartagena/Colombia en 1978 cuando logró un récord de siete hits seguidos, siendo llamado a ser parte del equipo “Todos Estrellas”. En el torneo militar del país impuso su clase, siendo uno de los líderes del equipo de la Policía Nacional, que logró una dinastía bajo la dirigencia del afamado Rafael Luis López.
Mientras que Padilla fue un potente bateador en su época y lo demostró al disparar 48 jonrones en el estadio Quisqueya.
El historial de Narciso González también es ampliamente conocido, sobresaliendo como figura clave para que el país ganara la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de 1974.
Tampoco se reconocen a los propulsores del béisbol, quienes aportaron para que el país ocupe el nivel de preponderancia que tenemos mundialmente en la actualidad.
Hombres de tanta valía como Luis Ángel Montalvo, Pablo Neftalí Cruz, quien todavía está trabajando, y Algona Read no existen para los que eligen para el Salón de la Fama del país. Montalvo y Read fueron de los mejores técnicos que tuvo la selección nacional de béisbol en los decenios 70, 80 y 90. Sobre Neftalí Cruz no es necesario abundar mucho, porque su carrera está escrita en letras doradas en el béisbol, pero no para ellos.