Más de 10 pasteleros presentaron creativos diseños de casitas de jengibre en una exposición sin precedentes.
Santo Domingo.-Cuando se habla de postres navideños, no pueden faltar las casas y los muñecos de jengibre. Estos deliciosos y creativos postres tienen una historia interesante.
Desde su origen hasta la actualidad, han recorrido el mundo uniendo su historia bajo una sola cultura universal.
La tradición de hacer casas de pan de jengibre decoradas comenzó en Alemania a principios del siglo XIX. Según algunos investigadores, las primeras casas fueron inspiradas por el famoso cuento de hadas ‘Hansel y Gretel’, en el que los dos niños abandonados en el bosque encontraron una casa comestible hecha de pan con adornos de azúcar. Después de que este libro fuera publicado, los panaderos alemanes comenzaron a hornear pasteles basándose en la casa descrita en el cuento.
Estos pasteles eran especialmente populares durante la Navidad, tradición que luego llegaría a América. En la actualidad, esta tradición se ha mantenido como una tradición navideña.
Desde hace cinco años, el Grupo Buen Vivir con Luisa Feliz celebra la exhibición ‘Gingerbread House Exhibition’, un tradicional encuentro de pasteleros dominicanos donde exponen imponentes casas realizadas en pan de jengibre y azúcar.
Magia y alegría
En esta quinta edición, Luisa Feliz, CEO del Grupo Buen Vivir, afirmó que “las casas de pan de jengibre son bellas y mágicas, llenan de alegría el rostro de un niño y al elaborarlas en familia, llevan unión a los hogares. Este año nos hace feliz que varias instituciones benéficas puedan deleitarse con estas obras dulces realizadas por varios pasteleros dominicanos”.
“Es importante resaltar la labor de estos pasteleros que dan lo que hacen con sus manos para agradar a otros”, manifestó Elvis Yunes, pastelero profesional, propietario del Rincón del Pastelero, responsables de la coproducción de esta exposición, en el atrio central de Downtown Center.
Historia
— Introducción
Se cree que el pan de jengibre fue introducido en Europa a finales del siglo XI, cuando los cruzados lo trajeron consigo desde el Oriente Medio.