Naciones Unidas.-El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas condenó ayer «en los términos más firmes» al gobierno sirio por la masacre de Hula, en la que murieron al menos 108 personas.
En un comunicado del organismo de quince miembros, que incluye a Rusia, se dice que los ataques «incluyeron bombardeos de artillería y tanques del gobierno contra un barrio residencial» y se pide nuevamente al presidente, Bashar al Asad, que retire el armamento pesado de las ciudades sirias.
«Los miembros del Consejo de Seguridad reiteraron que cualquier tipo de violencia, proveniente de cualquiera de las partes, debe cesar. Los responsables de los actos de violencia deben dar cuenta de ellos», señala el comunicado. Observadores en Siria vieron al menos 108 cuerpos, señalaron altos funcionarios de la ONU.
El embajador británico ante la ONU, Mark Lyall-Grant, calificó de insuficiente, aunque importante, el comunicado del Consejo de Seguridad. En los dos próximos días, el Consejo se reunirá nuevamente para analizar con mayores detalles las próximas etepas, dijo Lyall Grant a periodistas.
El jefe de los cascos azules de la ONU en Siria, el general noruego Robert Mood, dijo hoy al Consejo de Seguridad de ese organismo que en la localidad de Al Houla hubo 116 muertos y alrededor de 300 heridos.
El Consejo de Seguridad de la ONU, bajo la presidencia de Azerbaiyán, escuchó del general Mood que en esa matanza los observadores militares y civiles encontraron los cadáveres de 116 personas y hallaron heridas a unas 300, según fuentes diplomáticas. Los observadores militares y civiles de la misión de supervisión de la ONU en ese país árabe (UNSMIS) informaron el sábado de que al entrar en Al Haula habían encontrado 92 cadáveres, entre ellos los de 32 niños, así como centenares de heridos.
Hasta el momento el régimen de Bachar al Asad niega su implicación en esa matanza, de la que responsabiliza a la oposición.
Ban Ki-moon y la gran matanza en Hula
El secretario general de la Organización de las Nacioens Unidas, Ban Ki-moon, dijo ayer que la masacre de Hula, en Siria, había agregado más presión sobre los observadores de la ONU, dado que algunos en ese abrumado país los culpan por no evitar la violencia.
Los observadores de la ONU están enfrentando crecientes críticas por no detener la violencia y, en algunos barrios, incluso los responsabilizan del aumento de la misma, dijo Ban en una carta al Consejo de Seguridad sobre la masacre del sábado en Hula.