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Ojala que el decreto número 531-25  que busca la limpieza de los ríos Ozama e Isabela no se quede en letras muertas

por: Héctor Gerardo

Por décadas, en distintas administraciones gubernamentales se han diseñado políticas públicas para el saneamiento de los ríos Isabela y Ozama (ambos ríos trianguliza el Distrito Nacional y tocan en diversos puntos geográficos la provincia Santo Domingo) quedando estos planteamientos en letras muertas.

Digo esto porque a raíz de la emisión del decreto número 531-25 "mediante el cual se declara de alta prioridad para el gobierno la recuperación y regeneración física, urbana y ambiental" de dichos ríos; me llega a la memoria el acuerdo de cooperación firmado en junio 2019 por el entonces ministro de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), Isidoro Santana, y la presidenta de la organización Waste Free Oceans (WFOA) Ingeborg Demyttenaere destinado a la elaboración de un proyecto de limpieza de los ríos Ozama e Isabela y la construcción de viviendas a bajo costo.

Traigo esto a colación porque dicho acuerdo, también llamado “Fuente de Vida”, buscaba desarrollar un plan maestro de saneamiento de los ríos Ozama e Isabela, así como mejorar la calidad de vida a los habitantes de las zonas aledañas.

El segundo acuerdo establecía la creación de una unidad regional de reciclaje con el objetivo de producir y fabricar paneles y tableros de Tereftalato de polietileno (PET, sus siglas en inglés) destinados a construir viviendas de bajo costo para las poblaciones más vulnerables en caso de desastres naturales.

¿A qué me quiero referir con esto? Sencillamente en que tanto los gobiernos del PLD como los del PRM han prometido lo mismo sin que ninguno haya materializado esas promesas a pesar de que ambos han utilizado el mismo lenguaje y los mismos argumentos para ello.

Digo esto porque en ambos casos (en los gobiernos anteriores y en el presente la medida buscaba y busca “enfrentar el deterioro ambiental de ambas cuencas, afectadas por la urbanización desordenada, la contaminación de sus aguas y los riesgos que representan los asentamientos humanos en zonas vulnerables de inundación y deslizamientos.

El decreto establece que la intervención abarcará sectores de Santo Domingo Este, como, la, rivera del Ozama, Las Lilas y Canta La Rana; de Santo Domingo Norte, como Las Malvinas y La Nueva Barquita; y del Distrito Nacional, Capotillo, La Zurza, Gualey y Nuevo Domingo Savio.

El presidente Abinader explicó que esta decisión responde a "un compromiso con la protección del medioambiente, la seguridad de las comunidades ribereñas y la mejora de la calidad de vida de miles de familias, en consonancia con la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030″.

El decreto resalta la importancia de garantizar la participación activa de las comunidades en el proceso de socialización, así como compensaciones justas y transparentes para los afectados por reubicaciones o expropiaciones.

Todo esto también nos recuerda que con el proyecto de readecuación de La Barquita se incluía la creación de una ruta acuática a través del río Ozama.

La ruta, que se llevaría a cabo con acuabuses, fue una iniciativa del entonces miembro de la Comisión de Readecuación, de La Barquita, Domingo Contreras, con el cual se trasladaría diariamente unos 60 mil pasajeros, basándose en los estudios que se habían realizado.

"El sistema de transporte fluvial que vamos a hacer en el río que no es solamente para La Barquita, es para todos los barrios que están en la ribera del río que le llamamos "Aquabus", que van a ser unos miniferries que van a transportar por el río, y van a conectar con el Metro de Santo Domingo".

Expuso para esa fecha el presidente de la Comisión de Readecuación, José Miguel González Cuadra, tras destacar la dificultad de transporte que tienen los moradores de esos barrios.

Sin embargo, todo quedó en letras muertas; ojalá no ocurra lo mismo con el recién emitido decreto.

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