El tema va y viene. Los políticos, unas veces. En otras, los empresarios. Y hay que mantenerlo. Ahora se destapa la idea de trabajar en un modelo que descanse en las exportaciones. Perfecto.
Si no mal recuerdo, la estrategia nacional de desarrollo (¡una ley!) lleva al país a convertirse en una nación exportadora.
En los años setenta del siglo XX hubo una gran campaña gubernamental promoviendo la sustitución de las importaciones.
Se quería dejar en la mente de nosotros la idea de apoyar la producción local por encima de las importaciones, bajo el lema “primero lo nuestro”.
Consumir lo que producimos.
Al país hemos tratado de transformarlo en exportador. Se comenzó con las ventas al exterior de los llamados productos tradicionales de exportación: cacao, caña, café. Y luego se le añadieron los productos no tradicionales, entre los cuales figuraban las ancas de rana, y hasta surgió el Centro Nacional de Promoción de las Exportaciones.
Efectivamente, es preferible exportar, si tenemos las condiciones, que vivir de las importaciones, más cuando jamás producimos la cantidad de dólares necesarios para compras en el exterior.
Es una decisión estratégica. Podríamos decidirnos por un modelo de producción de riquezas mixto: exportación combinado con el apoyo a iniciativas que conduzcan al crecimiento sostenible, con empleos de calidad.
Suena bonito, pero es la realidad en el contexto de los deseos y las necesidades.
Al llegar al Gobierno, el presidente Medina dijo algo que me atrajo: educar para promover la generación de un nuevo modelo de desarrollo. Literalmente, quizás me faltan palabras o modifiqué inconscientemente la frase.
Pero se expresó de tal modo cuando inició la campaña nacional de alfabetización. De educarnos o reeducarnos para alcanzar mayor competencia y competitividad hemos hablado bastante.
En otras oportunidades he escrito sobre esto, pero sosteniendo que lo esencial es preparar al ejército para la guerra que queremos echar.
¿Cuál ha de ser la guerra y en cuántas batallas? Creo que he sido persistente en tal asunto.
La estrategia nacional de desarrollo (¡una ley!, increíble) pudiera ser rediscutida.
Hay modelos importantes como referentes, por caso tenemos Singapur, no obstante sus condiciones políticas distintas a la nuestra.
Hacia donde empujo es a la urgencia de remar siendo más operativos y comprometidos con nuestros deseos y necesidades.
*Por Ángel Barriuso