Una alimentación adecuada puede marcar la diferencia durante un episodio de diarrea. Lejos de ser solo una molestia pasajera, esta afección puede debilitar al organismo, causar deshidratación y alterar el equilibrio de la flora intestinal. Por ello, elegir los alimentos correctos no solo ayuda a aliviar los síntomas, sino también a acelerar la recuperación del sistema digestivo.
Nutricionistas y gastroenterólogos coinciden en que una dieta equilibrada y bien planificada puede reducir la duración del cuadro, reponer los líquidos y electrolitos perdidos, y favorecer el restablecimiento de la microbiota intestinal. Con el respaldo de estudios recientes, especialistas citados por Well+Good destacan nueve alimentos esenciales que pueden incorporarse de manera progresiva y segura.
La importancia de una alimentación cuidadosa
La diarrea puede tener múltiples causas: infecciones virales o bacterianas, intolerancias alimentarias, estrés o el uso de ciertos medicamentos. Sin embargo, independientemente del origen, la dieta cumple un papel fundamental en el alivio de los síntomas.
“La prioridad es calmar el estómago, mantener la hidratación y aportar nutrientes esenciales para la recuperación”, explica Michelle Routhenstein, dietista especializada en cardiología preventiva. Por eso, durante los primeros días es recomendable centrarse en alimentos blandos, de fácil digestión y sin condimentos fuertes.
Comidas muy grasas, picantes o con exceso de azúcar pueden agravar la irritación intestinal. También deben evitarse los edulcorantes artificiales, como el sorbitol o el manitol, presentes en algunos productos “sin azúcar”, ya que tienen efecto laxante y pueden empeorar la diarrea.
Probióticos: aliados del intestino
Entre los alimentos con mayor respaldo científico se encuentran los fermentados ricos en probióticos, como el kéfir y el yogur natural. Estas bebidas aportan microorganismos beneficiosos que ayudan a restaurar la microbiota intestinal afectada durante el episodio diarreico.
“El kéfir contiene miles de millones de probióticos por taza, lo que favorece la digestión, refuerza el sistema inmunológico y puede reducir la duración de la diarrea”, explica Routhenstein. En el caso del yogur griego, es preferible elegir versiones sin azúcar añadido ni saborizantes.
No obstante, los gastroenterólogos David D. Clarke y James Cox recomiendan incorporarlos solo cuando los síntomas empiecen a mejorar, ya que el intestino puede perder temporalmente la capacidad de digerir la lactosa. En personas con intolerancia, lo ideal es evitar los lácteos hasta la completa recuperación.
Verduras cocidas: suaves, nutritivas y seguras
Las verduras cocidas, como zanahorias, calabaza y chauchas, son excelentes aliadas cuando el aparato digestivo está sensible. La dietista Samantha Peterson explica que las zanahorias cocidas son particularmente beneficiosas porque contienen fibra soluble, que ayuda a absorber el exceso de agua y a endurecer las heces.
Además, aportan beta-caroteno, un precursor de la vitamina A que contribuye a la salud de las mucosas intestinales y al fortalecimiento del sistema inmune.
Clarke agrega que la calabaza y las chauchas al vapor también resultan apropiadas por su suavidad y bajo contenido en fibra insoluble. Por el contrario, se recomienda evitar el brócoli, la coliflor o el repollo, ya que generan gases y pueden agravar la distensión abdominal.
Papas: energía fácil de digerir y fuente de potasio
Las papas cocidas o en puré son uno de los alimentos más recomendados durante este tipo de cuadros. Aportan carbohidratos simples que brindan energía rápida sin sobrecargar el sistema digestivo, además de potasio, un mineral esencial que ayuda a mantener el equilibrio de líquidos y prevenir la deshidratación.
Se aconseja consumirlas hervidas o al vapor, sin piel ni condimentos grasos, y con un toque de sal para favorecer la reposición de electrolitos.
Avena y cereales suaves para el tránsito intestinal
En el grupo de los cereales, la avena se destaca por su alto contenido de fibra soluble, que ayuda a espesar las heces y regular el tránsito intestinal. La gastroenteróloga Sandhya Shukla recuerda que no toda la fibra actúa igual: la insoluble, presente en las legumbres o los granos integrales, puede acelerar el tránsito y empeorar la diarrea, mientras que la soluble tiene un efecto protector.
Estudios citados por Well+Good respaldan el uso de la fibra soluble como apoyo en la recuperación intestinal, ya que ayuda a retener agua y calma la irritación.
La dieta BRAT: una fórmula clásica que sigue vigente
La conocida dieta BRAT —por las siglas en inglés de banana, arroz, compota de manzana y pan tostado— es una de las estrategias más utilizadas para aliviar la diarrea leve. Estos alimentos son suaves, bajos en grasa y fáciles de digerir.
El arroz blanco ayuda a compactar las heces al absorber agua en el colon, mientras que la banana y la compota de manzana contienen pectina, una fibra soluble que reduce el exceso de agua en el intestino y actúa como prebiótico, promoviendo el equilibrio de la flora intestinal.
“La banana, además, aporta potasio, un mineral que ayuda a mantener el equilibrio de líquidos en el cuerpo”, apunta Peterson.
Caldos e hidratación constante
La hidratación es un pilar central del tratamiento. Los caldos claros, especialmente los de pollo o huesos, aportan agua, sodio y otros minerales que se pierden durante la diarrea. “El caldo ayuda a rehidratar el cuerpo y a reponer los electrolitos esenciales”, subraya Routhenstein.
Para quienes tienen poco apetito o presentan náuseas, los caldos son una alternativa ideal, ya que proporcionan nutrientes sin sobrecargar el sistema digestivo.
Proteínas magras y huevos: reparar sin irritar
A medida que los síntomas mejoran, puede incorporarse proteína magra, como pollo o pavo sin piel, y huevos cocidos. Son fáciles de digerir y aportan aminoácidos esenciales necesarios para la reparación de tejidos y el fortalecimiento del sistema inmunológico.
“El intestino necesita nutrientes que ayuden a regenerar su mucosa y restablecer el equilibrio. Las proteínas magras cumplen ese rol sin causar irritación”, destaca Clarke.
Cuidados adicionales y señales de alerta
Durante el proceso de recuperación, los expertos recomiendan evitar experimentar con nuevos alimentos y mantener una dieta simple. En casos de intolerancia a la lactosa, los productos lácteos deben suspenderse temporalmente.
También es importante descansar, evitar el alcohol y las bebidas con cafeína, y reponer líquidos constantemente con agua, sueros orales o infusiones suaves.
Si bien la mayoría de los episodios de diarrea son autolimitados y mejoran en pocos días, los especialistas advierten que es fundamental acudir al médico si los síntomas persisten más de 72 horas, se acompañan de fiebre alta, sangre en las heces o signos de deshidratación (como sed intensa o debilidad).
Solo un profesional puede determinar si existe una infección más grave o si se requiere tratamiento adicional. La alimentación es una herramienta poderosa, pero debe combinarse con un seguimiento adecuado para garantizar una recuperación completa.Este artículo fue publicado originalmente en El Día