¡Nos corresponde intranquilizarnos!

¡Nos corresponde intranquilizarnos!

¡Nos corresponde intranquilizarnos!

*Por Heidy Adón Vargas

Una encuesta recientemente realizada en el país por la empresa especializada Research & Planning, ha arrojado algunas deducciones acerca de la percepción de la ciudadanía sobre las instituciones y partidos políticos, además de otros datos.

El estudio revela en un primer plano que el 77% de la población desconfía de los partidos políticos. Es un puntaje desalentador para las entidades que deben de promover la participación democrática y que postulan a personas a distintos cargos de elección popular, además de ser las estructuras que proclaman tener una relación estrecha entre la población y el Estado. Solo un 14% de las personas encuestadas dijeron que confían en ellos, mientras que un 8% expresa no saber.

La consulta también plantea que el 67% de la población desconfía o desconfía mucho del Congreso Nacional, ¡sí, el Congreso Nacional! Uno de los poderes del Estado, el más representativo del territorio, donde convergen diputados y senadores, personas que fueron postuladas por los partidos, ¿ya nos vamos dando cuenta? que todo es parte de una secuencia de malos pasos, que ha traído como consecuencia negativa una institución llena de nomenclaturas con intenciones particulares; si muchos de los partidos políticos no canalizan los intereses de las grandes mayorías, sus congresistas no harán lo contrario.

Dos plazas tan importantes para un país como este, la población dominicana siente un nivel de desconfianza tan alto que debe de preocupar.

¿Pero qué ha pasado con los Partidos Políticos?

Al parecer es el resultado de un conjunto de desencuentros. Entre esos elementos se encuentran su gran desvinculación con la población, donde no hay concordancia entre estas organizaciones y los reclamos de la otra, donde la gente ha depositado tantas veces sus esperanzas y confianza en promesas y personas que una vez están en un puesto se hacen los sordos, mudos y ciegos. También la deuda que existe con las mujeres y jóvenes, se necesita en estos momentos que hablen las acciones que realmente coloquen y visibilicen los aportes de estos dos sectores en la vida política.

Otra de las razones posibles radica en que muchos de los partidos en su interior no tienen un proyecto de país o un plan de gobierno para mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías y tampoco tienen en su agenda política la construcción de medios para la búsqueda de la dignidad humana.

Pero hay que tomar en cuenta, que no todos los partidos políticos caen en el mismo macuto, muchos están trabajando en el fortalecimiento de la democracia económica, cultural, social, institucional y política, haciendo esfuerzos por recuperar el color verde de esperanza de cada persona y abriendo el camino con una luz bien amarilla para destacar el nuevo horizonte que se quiere reestablecer, con representantes que dan indicios de obtener un nuevo congreso caracterizado en los principios del bien común, la transparencia, participación, el respeto a los derechos y la promoción de los deberes para crear una conciencia activa de la ciudadanía.



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