No podemos cargar con Haití

No podemos cargar con Haití

No podemos cargar con Haití

República Dominicana tiene que gritar a los cuatro vientos que no puede ni va a cargar con la tragedia haitiana, y que ha sobrepasado hasta de manera irresponsable, la cuota de solidaridad que un pueblo pobre puede agotar sin hacerle daño al suyo propio.

Ese grito dominicano, aunque muchos no lo quieran entender así, beneficia a un Haití que se ha quedado solo, sin el auxilio de una comunidad internacional que pareciera ya se cansó de la situación haitiana y ha decidido dejarla a su suerte o, peor aún, cargárselo a República Dominicana.

Esa comunidad internacional acumula numerosos fracasos en Haití. La ONU mantuvo una ocupación por quince años a esa nación y no logró estabilizarla ni resolver si quiera uno de los problemas de la nación más pobre del hemisferio occidental.

La pobreza y la violencia que destruyen a Haití de repente se han vuelto invisibles para Estados Unidos, Francia, Canadá, Alemania, la ONU, la OEA y Caricom.

El vecino país no está en capacidad de resolver por sí solo ningunos de sus grandes problemas, pero República Dominicana tampoco puede resolvérselos y se hace bien en gritar con fuerza que “Haití es responsabilidad de la comunidad internacional”.

Es evidente que los que antes se hacían llamar “países amigo de Haití”, hoy se hacen de la vista gorda y articulan para que el peso de esa crisis recaiga sobre República Dominicana sin importar las consecuencias que eso tenga para este país.

Como ha dicho el presidente de la República en varios foros: “No hay una solución dominicana al problema haitiano”.
Eso debe quedar claro.



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