Los efectos de la crisis de Haití recorren parte del Caribe y llegan a las fronteras de diversos países del continente. Muchas naciones de Centroamérica cargan a diario con las oleadas de migrantes en tránsito hacia México y Estados Unidos.
Desde África, incluso, llegan planes de soluciones. Muchos con un grado de credibilidad. Pero hay organismos internacionales que tardan en ponerse de acuerdo para poner en marcha dichos planes.
Estados Unidos, a través de su secretario de Estado, Antony Blinken, se decanta por la celebración de elecciones democráticas en Haití. Y hace una reflexión de que para llegar a dichas elecciones hay que desbloquear la situación política en ese país.
¿Y cuáles son los pasos previos para llegar a un clima de sosiego y convocar a las elecciones? Tanto los gobiernos de México como Estados Unidos conocen planes concretos.
El apoyo sincero de Estados Unidos a la misión multinacional liderada por Kenia es un eslabón importante en la cadena de soluciones necesarias.
Otro eslabón importante es la legitimidad del primer ministro haitiano, Ariel Henry, en el cargo, que concluyó el 7 de octubre pasado, pero que no renuncia y promete que Haití, bajo su gobierno, tendrá elecciones cuando las condiciones políticas y sociales resulten favorables.
Son muchos más los eslabones que deben encadenarse para llegar a una situación que permita hallar una solución a esa devastadora crisis.
Mientras tanto, los planes que están en marcha y las recientes palabras de Blinken nos permiten pensar que la comunidad internacional no se ha olvidado de Haití.
Un buen indicio de que en un tiempo prudente habrá una solución satisfactoria para esa empobrecida nación.