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No necesita talento

Sabemos que existe un espacio abierto que cualquier hombre o mujer puede ocupar. Lo llamamos potencial. Este potencial se forma con el tiempo, se moldea con la experiencia y se adapta a las circunstancias. Sin embargo, hay unos pocos que lo descubren muy temprano.

El potencial casi siempre surge de la imaginación: la capacidad de soñar es el indicador más claro de su existencia.

Quienes lo descubren en la infancia o adolescencia suelen hacerlo por sí mismos o porque están rodeados de personas observadoras. Los maestros son actores frecuentes en ese descubrimiento, al igual que los padres o los abuelos. Pero también es cierto que el sueño y la imaginación pueden aprenderse. Podemos enseñar a imaginar, a construir sueños, y sobre todo, a escuchar las señales interiores que indican hacia dónde nos llama la vida.

Si bien el talento puede ser de ayuda, no es esencial. Existen fuerzas más pode rosas: la persistencia,
la consistencia y la fe. Todos somos responsables de desarrollar y vivir nuestro potencial.

Quien lo hace, experimenta un estado de plenitud difícil de describir: una sensación de
coherencia entre lo que uno es y lo que uno está llamado a ser.

Y si hoy estás en ese proceso, puede que imagines tu potencial pero no lo creas. Puede que lo
visualices pero estés distraído. O incluso que ya lo hayas sentido, pero creas que es tarde para reto
marlo. No lo es. La vida está llena de ejemplos de personas que encontraron su propósito en edades avanzadas.

Ray Kroc, fundador de McDonald’s, tenía 52 años cuando descubrió su visión. Julia Child, la célebre chef americana, comenzó su carrera a los 40. Grandma Moses empezó a pintar a los 78.

Ninguno era considerado especialmente talentoso, pero todos compartían algo en común: una
fe inquebrantable en lo que todavía podían llegara ser. El potencial no necesita talento, necesita ac
ción. Y esa acción comienza por escucharte, por volver a soñar, por creer que aún hay algo que
puede florecer dentro de ti.

Así que te invito a mirar hacia adentro. ¿Qué te hace sentir vivo? ¿Qué imagen de ti mismo insiste en volver, incluso cuando la ignoras? El potencial no se extingue, solo se adormece. Y cuando despierta, te recuerda que no se trata de encontrar quién serás, sino de recordar quién eres.

*Por LUIS DE JESÚS RODRÍGUEZ

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