La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias (vasos por los que circula la sangre en el organismo).
La hipertensión arterial (HTA), es un hallazgo común en todas las formas de enfermedades parenquimatosas renales, tanto congénitas como adquiridas y es un factor importante de progresión de la enfermedad renal crónica (ERC).
Freddy Mejía Olivo, nefrólogo de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), asegura que la mayoría de personas hipertensas ignoran que lo son, pues la enfermedad no siempre va acompañada de síntomas o signos de alerta, por lo que se dice que mata silenciosamente. Ocasionalmente pueden presentarse manifestaciones como cefaleas matutinas, hemorragias nasales, ritmo cardiaco irregular, alteraciones visuales, entre otros.
La ERC y vasculorrenal es a su vez, la principal causa de HTA secundaria, responsable del 50 % de los casos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, este es un trastorno grave que incrementa de forma significativa el riesgo de sufrir enfermedad cardiaca, neurológica, renal, entre otras.
Se estima que en el mundo hay 1,280 millones de adultos de 30 a 79 años de edad que la padecen, de los cuales aproximadamente el 46 % lo desconoce.
El nefrólogo señala que un 31 % de dominicanos mayores de 18 años tienen HTA; siendo la prevalencia mayor en mujeres 32 % y para los hombres 29.7 %. Múltiples estudios observacionales han mostrado que la HTA es un factor de riesgo modificable tanto para el desarrollo de la ERC como para su progresión, esto según el Plan Nacional de prevención y Control de las enfermedades no transmisibles (2019-2024).
Grave problema
Indica que la ERC es considerada como un grave problema de salud a nivel mundial, dadas sus consecuencias sociales y económicas. Por una parte, se considera un factor de riesgo cardiovascular emergente, siendo relacionada de manera independiente con mayor incidencia de eventos cardiovasculares.
La prevalencia está aumentando debido fundamentalmente al incremento de la incidencia de diabetes mellitus, de la HTA y al envejecimiento de la población. Por tal motivo es de gran importancia identificación precoz de los pacientes susceptibles a desarrollar enfermedad renal crónica con el objetivo de reducir la progresión y minimizar la morbilidad.
“La elevación de la presión arterial (PA) se relaciona con la progresión de la ERC a través de dos factores: transmisión del incremento de la misma al micro vascularización renal, y presencia de proteinuria (elevada proteínas en orina). En el riñón sano existe un proceso de autorregulación que mantiene constante el flujo de sangre y la presión en los vasos que forman los riñones (glomérulos).
Este mecanismo de autorregulación constituye un elemento importante en la protección glomerular. La disfunción de estos mecanismos conduce a un deterioro de la autorregulación, de manera que incrementos de la presión sistémica estarán asociados con aumentos de la presión intraglomerular predisponiendo al desarrollo de daño renal”, dice el experto.
La proteinuria, marcador de daño renal asociado con la HTA, es por sí mismo un factor de progresión de la ERC. El acumulo de proteínas filtradas en células tubulares activa rutas proinflamatorias, profibróticas y citotóxicas que contribuyen a la lesión túbulo-intersticial y fenómenos de cicatrización renal. Así la hipertensión favorece la progresión de la enfermedad mediante el empeoramiento de la función renal y aumento de la misma y esta a su vez favorece el daño renal.
El galeno dijo que los mecanismos de autorregulación están alterados en diversos trastornos como la HTA, la diabetes mellitus y la ERC.
En el riñón dañado, la disfunción de los mecanismos de autorregulación a nivel de los vasos renales da lugar a que el incremento de la PA sistémica se transmita al interior del glomérulo.
La hipertensión en el capilar glomerular está asociada con el desarrollo de esclerosis glomerular y deterioro progresivo de la función renal.
Síntomas leves
Mejía Olivo explica que cuando la función renal está mínimamente alterada (70-100 % del valor normal), la adaptación es completa y los pacientes no tienen síntomas significativos. La reducción de la presión arterial desacelera la progresión de la enfermedad renal crónica. El objetivo de control de la PA debe ser individualizado en función del riesgo de eventos adversos derivados del descenso en pacientes con patología vascular, indica el especialista.
Objetivos de control
— Recomendación
Los objetivos de control de la PA están siendo revisados, y la tendencia es aconsejar un objetivo por debajo de 140/90 mmHg y en caso de presencia de proteinuria mantener niveles por debajo de 130/80 mmHg.
Chequeos de la presión arterial son importantes
Se recomienda realizarse chequeos regulares de medición de la presión arterial para diagnosticar a tiempo cualquier alteración en los niveles de la misma, mantener una dieta saludable prestando atención a la disminución de la cantidad de sal que ingerimos, ajustar la cantidad de líquidos que tomamos a la cantidad de orina excretada, mantener un peso saludable (evitando sobrepeso u obesidad), realizar ejercicios de forma regular, limitar consumo de alcohol, evitar el tabaquismo y reducir los niveles de estrés.