Navidad y Año Nuevo: fiestas, dolor, sufrimiento, y muertes
La tragedia de fin de año que, hasta la fecha, ha generado la mayor alarma social, ha sido la muerte de 16 personas (y contando), debido a la intoxicación por consumo de alcohol adulterado. El conocido clerén o triculí, hace muchos años forma parte de la red de fabricación clandestina y tráfico ilegal de drogas, no tan clandestina, en nuestro país. Hace ya muchos años que esta bebida no solo se contrabandea de Haití. Sefabrica localmente y trafica, lo mismos que las demás drogas ilegales, con la connivencia irresponsable de autoridadesrepresivas corruptas, y la deserción de responsabilidad de las autoridades educativas y de salud
La ministra de salud, declara una alerta epidemiológica, mientras reconoce que el Clerén ya se ha instalado hasta en los velatorios, en los que de acuerdo a sus declaraciones se sirve como si fuera café. Pero la tragedia es mucho mayor y cotidiana. Solo hay que ir con una botellita a cualquier colmado del país, para comprobar que este producto se vende libremente al menudeo, incluso en los colmados ubicados frente a los destacamentos policiales. Hoy las autoridades “descubren” con facilidad las fábricas “clandestinas”, y de forma reactiva, contando las personas muertas, declaran la “alerta epidemiológica”, Pero, ¿dónde estaban antes? ¿Por qué han permitido que esta droga ilegal se comercialice libremente?
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Lo que ocurre en esta época del año también nos evidencia lo lejos que estamos de una responsabilidad estatal y conciencia social frente al fenómeno de las drogas. Nuestras autoridades deciden suspender de forma oficial las ya pobres regulaciones que rigen el consumo y venta de alcohol. Esto genera un aumento exponencial del consumo de esta droga, puesto que se puede comprar y consumir alcohol a todas horas y en cualquier lugar. Luego contamos los accidentes, los hechos de violencia…, las muertes, como meras estadísticas. A principio de año tendremos los resultados en muertes por sobredosis, accidentes, violencia…, y demás. Pero…, pero por ahora, ¿qué importa?, ¡que siga la fiesta!
Hoy es noticia las muertes de estas 16 personas, pero las muertes se producen a diario desde hace tiempo, sin que a nadie le importe.Desde Casa Abierta ya hemos denunciado esta situación en el pasado.Nuestro país vive una etapa frente a la venta y consumo de sustancias, legales e ilegales, realmente penosa. Una muestra de ello es que en estos días, que desborda en palabras hermosas y parabienes, y que se suponen fiestas de paz, armonía, reflexión, también se convierten en época de mucho sufrimiento.
Debemos insistir en la urgencia de avanzar en miradas más científicas y humanas. La promoción de estilos de vida saludable, la educación para la salud, la investigación, la formación, las políticas de reducción de riesgos y daños, la atención profesional a las personas que tienen consumo problemático…, deben estar en la prioridad de las políticas de drogas, o seguiremos haciendo de las fiestas época de dolor, sufrimientos y muertes.
Por: Juan Raddamés de la Rosa Hidalgo, Psicólogo.
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