Navidad, espacio para reflexionar y sanar

La Navidad es, para muchos, una época de luces, abrazos y celebraciones. Sin embargo, no todos experimentan estas fechas con felicidad.
En el corazón de esta temporada, cuando todo parece girar en torno a la unión y la alegría, hay quienes cargan con emociones difíciles: la tristeza de un duelo reciente, el vacío de una ruptura matrimonial o la ausencia de un ser querido que está lejos.
Estas “trizas emocionales”, como yo las llamo, se sienten más profundas en un momento donde todo a nuestro alrededor nos invita a estar felices. Este contraste puede hacer que las heridas sean aún más visibles y dolorosas.
Las redes sociales, las reuniones familiares y las tradiciones navideñas pueden convertirse en recordatorios constantes de lo que falta, de lo que se ha perdido o de aquello que anhelamos, pero no tenemos.
En consulta, es común escuchar frases como: “No puedo celebrar la Navidad desde que murió mi madre”, “Siento que mi familia ya no es la misma después del divorcio” o “La distancia de mis seres queridos hace que estas fechas pierdan su sentido”.
Estos sentimientos son válidos, humanos y merecen ser reconocidos. ¿Cómo enfrentar esta realidad emocional en Navidad?
1. Permítete sentir: No te obligues a estar alegre porque “es Navidad”. Reconocer y aceptar tus emociones es el primer paso para procesarlas.
