Esta puede estar causada por una alteración del suelo pélvico (conjunto de músculos y aponeurosis que le da sostén a los órganos pélvicos).
La Sociedad Internacional de Continencia Urinaria, conocida por sus siglas en Inglés como ICS, define la incontinencia urinaria como la pérdida involuntaria de orina a través de la uretra (estructura anatómica que comunica la vejiga urinaria con el exterior), demostrable y que constituye un problema social e higiénico para la persona que la padece.
Francisco Álvarez Alma, ginecólogo de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), dice que la incontinencia urinaria se presenta con mayor frecuencia en la mujer que en el varón y su incidencia aumenta con la edad.
En la mujer, la incontinencia tiene dos picos, el primero entre los 45 y 54 años de edad y el segundo a partir de los 60 años.
“Se estima que entre un 9-72 % de las mujeres tienen incontinencia urinaria y de éstas, solo un 35% busca ayuda médica”, asegura Álvarez.
Detalla que aunque la incontinencia no es una enfermedad como tal, esta situación afecta la vida social e íntima de la mujer, provocando reclusión voluntaria en casa por miedo y vergüenza.
El doctor resalta que la experiencia con episodios de pérdida urinaria es una condición que se presenta no solo entre mujeres mayores, sino también entre mujeres jóvenes y de mediana edad.
Múltiples efectos
El ginecólogo explica que más allá de una incomodidad higiénica, la incontinencia urinaria tiene múltiples efectos en las actividades diarias, lleva a las mujeres a disminuir o restringir sus actividades sociales y físicas, progresando a cambios emocionales como baja autoestima, depresión, miedo y aislamiento.
Sobre los factores de riesgo, el doctor detalla que existen muchos, entre ellos cita: el embarazo y paridad, admitiéndose que estos desempeñan un efecto negativo sobre la estabilidad del suelo pélvico, prolapso de órganos pélvicos, la raza blanca, procesos respiratorios crónicos, la obesidad, el estreñimiento, la histerectomía y otras cirugías de suelo pélvico, así como la menopausia, algunos medicamentos, entre otras causas.
Diversos estados
El doctor señala que existen diversos estadios de la incontinencia en la mujer y que de acuerdo con la manifestación de síntomas que refieran las pacientes podemos clasificarlas como: incontinencia urinaria de esfuerzo, en la cual existe una pérdida involuntaria de orina asociada al esfuerzo (tos, estornudos, reír, correr e incluso andar).
Esta puede estar causada por una alteración del suelo pélvico (conjunto de músculos y aponeurosis que le da sostén a los órganos pélvicos) o por una disfunción del esfínter uretral (el músculo que regula la apertura o cierre de la uretra). Su prevalencia se sitúa entre el 40-50 por ciento de los casos.
El embarazo y la edad provocan una pérdida de elasticidad y de tensión en el suelo pélvico, por lo que la vejiga y la uretra caen y sus mecanismos de continencia solo son efectivos en reposo.
El ginecólogo describe la incontinencia urinaria de urgencia, como otro tipo de clasificación y detalla que esta se refiere a la perdida involuntaria de orina, asociada a un fuerte deseo de orinar y se debe a una actividad aumentada del músculo de la vejiga urinaria (músculo detrusor), que normalmente se contrae cuando una persona decide orinar voluntariamente. Este tipo de incontinencia se caracteriza por una sensación de urgencia que es imposible de controlar.
Este tipo tiene una prevalencia aumentada a partir de los 40 años de edad y un pico a los 75 años. Por lo general esta suele deberse a trastornos neurológicos (enfermedades cardiovasculares (ECV), diabetes, alteraciones de la médula espinal, enfermedad de Parkinson, entre otras), alteración del epitelio que recubre internamente la vejiga (urotelio), secundaria a fármacos u otras cirugías por incontinencia urinaria de esfuerzo.
Álvarez describe también la incontinencia urinaria mixta, la cual es la que se presenta tanto con esfuerzos como con urgencia. Esta pérdida de orina se produce por dos mecanismos: actividad aumentada del músculo de la vejiga e incompetencia del esfínter vesical. Tiene una prevalencia de un 35 % y su causa es la misma que la descrita para los tipos anteriores.
El diagnóstico
Sobre el diagnostico, el ginecólogo resalta que se basa en las manifestaciones clínicas que expresan las pacientes, así como posibles factores de riesgo que pueda identificar el médico, el examen físico y algunas exploraciones complementarias. También son evaluados los antecedentes de la paciente para determinar el tipo de incontinencia.
Sobre el tratamiento de la incontinencia, el especialista dice que existen diferentes alternativas, tanto de manera conservadora (cambios en el estilo de vida, y el manejo con medicamentos y manejo quirúrgico con cabestrillos debajo de la uretra.
El cabestrillo ayuda a mantener la uretra cerrada, especialmente cuando la persona tose o estornuda. Este procedimiento se utiliza para tratar la incontinencia de esfuerzo.
¿Cómo reducir los factores de riesgo?
La población debe entender que es vital realizar cambios en el estilo de vida, para cuidar la salud. Se debe tomar las medidas destinadas a disminuir factores de riesgo, entre estas:
-Reducir el consumo de alcohol, café o té.
-Bajar de peso.
-Aumentar el consumo de fibra para evitar el estreñimiento.
-Mejorar el hábito miccional (no aguantar las ganas de orinar).
-Dejar de fumar.
– Evitar las bebidas que aumentan la formación de orina, como el alcohol.
-Realizar los ejercicios de rehabilitación del suelo pélvico.