Se ha convertido en algo común que se reporte la muerte de un oficial de cualquier institución militar. Antes, digamos en tiempos del fallecido expresidente Joaquín Balaguer, ningún delincuente se atrevía a faltar el respeto a un policía o militar.
Ahora, en cierto tiempo, el país se entera de que un oficial de tal rango fue ultimado por delincuentes en un asalto o atraco para despojarlo de su arma de reglamento o de su vehículo. Antes, tan diferente ahora, se entendía una ofensa a la institución policial o militar que uno de sus miembros fuera agredido por malhechores.
Y el diálogo…
El diálogo auspiciado por el presidente Luis Abinader ha caído en un punto muerto desde hace varias semanas, desde que fue anunciada la creación de mesas de trabajo, perdiendo el impacto que había provocado el Gobierno en el seno del Consejo Económico y Social, para la discusión de doce reformas estructurales, incluyendo el tema de la Constitución.
Se espera, por igual, que tuviera un mayor activismo la discusión requerida por el Gobierno ante la inestabilidad que hoy vive Haití, para lo cual se buscaba un consenso nacional.
