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Moral social e Internet

Editorial El Dia

La ejemplaridad de las condenas en todos los casos, pero particularmente en los penales, pueden llegar a ser un elemento importante para disuadir a quienes se sienten inclinados a las conductas indebidas.
Ejemplo de una de estas condenas ocurrió en 2016 a propósito de Frank Kelyn Holguín, por incendio intencional en el Metro de Santo Domingo, un hecho registrado en el año 2014.

A una calificación inicial de incendio hecha por los fiscales siguió la de terrorismo, gracias a una ley especial que les permitió pedir una condena de 40 años, que finalmente el tribunal dejó en 35; en los dos casos, tanto en el de la petición como en el de la decisión de los jueces, la pena supera lo que hubiera sido posible pedir y aplicar sobre la base del Código Penal vigente.

Debe ser a esto a lo que se refiere la procuradora general de la República, Yeni Berenice Reynoso, cuando aboga por un Código Penal con garras para enfrentar crímenes y delitos.

Las penas son importantes, porque como señalamos al principio, pueden ser disuasivas en algunos casos, o inducir a la prudencia. Pero no debe ser esta la única razón, ni siquiera la más importante, para reclamar del Congreso Nacional la aprobación de un Código Penal a la medida de estos tiempos.

La traducción y localización del que nos rige tuvo lugar en 1884, cuando los cambios sociales eran notables cada 25 años.

La moral social, la urbanización y la explosión de la Internet han perfilado un mundo nuevo con crímenes y delitos que no tienen sanción en el actual código y sus parches.

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