Mipymes: ¿lo que nunca se hizo?

Si yo fuera el presidente Danilo Medina vigilara con celos -probablemente en extremo y hasta con necedad- el devenir del programa de desarrollo de las Mipymes, teóricamente montado sobre dos pivotes: el financiamiento y la asesoría para el buen desempeño de los negocios.

Este plan -una de las líneas distintivas de su gobierno y punto de partida para la evaluación futura del desempeño de la gestión- lleva un derrotero que, desde mi óptica, lo sitúa en el filo de una navaja, con altos riesgos de quedarse en la gatera.

¿Cuáles aspectos dan fundamento a esta apreciación que podría aparentar peregrina? Veo una portentosa riqueza de discursos, de exhibiciones y de pasarela. Muchos actores para un mismo tema y, lo peor, con evidentes e inocultables niveles de dispersión.

Cuando toque evaluar serenamente la parte fáctica del programa Mipymes, las palabrerías, los anuncios, lamentos, denuncias, expectativas, campañas y contradicciones podrán pesar más en la balanza que los créditos otorgados, las unidades de negocios creadas y los empleos formalizados.

Esta voluntad de competir entre sí, como para establecer quién es más listo o quién se lleva los lauros ante el Presidente, remite a la necesidad de definir un ente coordinador, una autoridad con apoyo político desde el Palacio y con un robusto empoderamiento. Ese órgano debería ser el Viceministerio de Industria y Comercio para Pymes.

Aunque se trata de la nueva ancla ejecutiva en las políticas para el desarrollo del sector, veo que Banca Solidaria, Promipyme, BanReservas, +Pymes, Fundación Reservas del País y otras yerbas, se empeñan en manejar su propia agenda y en operar bajo una especie de guerra de egos.

Eso se ve en el simple análisis hemerocrítico de las desorganizadas puestas en escena en los medios de comunicación. El riesgo está planteado. Ponga ojo, señor Presidente, si quiere hacer con las Mipyme  lo que nunca se hizo.