Son los dos protagonistas, uno bueno y otro malo, de una bien lograda campaña publicitaria puesta en antena por el Banco BHD. El primero, Miguel, es un joven deportista ejemplar que rechaza por todos los medios el deslumbrante llamado que le hace el segundo, Toñitín, para que deje el béisbol y se integre al mundo de las drogas.
Toñitin, todo un ídolo del barrio de donde provienen, procura tentar a Miguel mostrándole una hermosa joven en el asiento trasero de una lujosa jeepeta, además de regalarle una pistola, no sin antes hacerle con ella un certero disparo que desaforra la bola, como se dice el lenguaje beisbolero.
De momento, se observa bien, Miguel está a punto de sucumbir, pero algo le toca y decide rechazar de plano la propuesta de su pariente, decidiendo entonces, como verdadero prospecto de ese deporte, destruir la pistola de un batazo certero, dejando boquiabierto a Toñitin y al grupo que celebra sus hazañas.
Al final, después del rechazo rotundo y determinante de Miguel a las provocaciones de Toñitin, se concluye que a pocos días al primero fue contratado por un equipo de Grandes Ligas y triunfó en Estados Unidos, sin mal no recuerdo, y al segundo le fueron dados 30 años de reclusión por narcotráfico.
La idea de la institución bancaria, como debemos hacer todos nosotros que estamos en los medios de comunicación, es resaltar los valores de las personas. Es decir que Miguel impuso los valores que aprendidos en su caso, probablemente llevado de manos por sus padres, que somos los que siempre lo damos todo por los hijos.
De Toñitin, en cambio, queda claro que no logró recibir una orientación doméstica que le impidiera hacerse sentir como un todopoderoso, un sujeto que con el flow y la pinta que exhibe parece que jamás pensaba en la adversidad. Su interés era atraerse al primo para que se dedique a las mismas actividades que lo llevaron a él a prisión.
Ese es, repito, uno de los mejores ejemplos de buena promoción, porque lo único no debe ser ganar dinero, sino promover los valores, como de manera certera lo hace el BHD con su acertada campaña. Esto quiere decir, entonces, que todos debemos colaborar para que los jóvenes de mañana sean diferentes.
Y lo mismo hace el Despacho de la Primera Dama, Margarita Cedeño de Fernández. Está enarbolando la expresión Educar en Valores, lo que inicia en la escuela con tres niños, el primero que el baño se encuentra un aparato electrónico y cree que haber logrado el sueño de mucho tiempo.
Al salir al patio se encuentra a dos compañeros, una hembra y un varón, con el sudor del gordo del dedo buscando el aparato. Los amigos revoloteaban la mochila sin encontrar el aparato, lo que el primer niño nota de inmediato y decide devolverlo a su auténtico propietario. Ahora son los mejores amigos.
Eso se llamar llevar mensajes positivos, sobre todo en estos tiempos que los muchachos han convertido en su mejor aliada. Era necesario trabajar en esa dirección para que podamos tener mañana a hombres y mujeres distintos. Felicitaciones al Banco BHD y al Despacho de la Primera Dama por esos aportes.