Antonio Novas, socio responsable de McKinsey República Dominicana. La firma McKinsey abrirá sus oficinas en el país este año 2020.
Santo Domingo.-La firma global de consultoría McKinsey & Company cataloga de vital importancia reconocer las diferencias entre regiones y sectores para que los gobiernos puedan acelerar el proceso de regreso de las personas a sus trabajos y asegurar así los medios de subsistencia.
Así lo señala el artículo “Cómo reiniciar las economías nacionales durante la crisis del coronavirus”, en el que los socios y expertos de la firma proponen una toma de decisiones basada en información granular y actualizada para que países afectados por el Covid 19 puedan reiniciar sus respectivas economías, como recientemente comenzó a ocurrir en República Dominicana.
En el artículo, McKinsey & Company propone dos matrices. La primera busca brindar elementos para que los gobiernos, el sector privado y las entidades sin ánimo de lucro puedan decidir cuándo es conveniente abrir la economía, mientras que la segunda propone planteamiento para saber cómo implementar dicha apertura.
Según los expertos de McKinsey, es importante que al interior de cada país los líderes acepten que cada región puede tener una capacidad diferente para reanudar la actividad económica. El factor principal y más obvio es la cantidad de casos en un área determinada. Un segundo factor por considerar es la efectividad de los sistemas de salud existentes para detectar, gestionar y prevenir nuevos casos.
“Al combinar el nivel de solidez de un sistema de salud con un análisis de la intensidad de la propagación del virus, es posible evaluar la capacidad de una región para reiniciar la actividad económica. Estas dos dimensiones determinan cuatro etapas de preparación para la reapertura de la economía, donde la etapa 4 es la menos apta y la etapa 1 la mejor preparada”, explica el texto.
Según los autores, los encargados de gestionar la respuesta a la crisis en cada país podrían trazar subregiones nacionales (departamentos o provincias, municipios, ciudades, zonas de influencia de hospitales, etcétera) en esta matriz para evaluar en qué momento cada una podría dar inicio a cierto tipo de actividad económica. Recalcan, además, que las posiciones en la matriz no son estáticas. Por ejemplo, las regiones se moverán hacia otra etapa cuando el número de casos baje y cuenten con mecanismos de control establecidos. Lo mismo sucederá en la medida que logren el fortalecimiento de los sistemas de salud. Un sistema de gestión de la información robusto y en tiempo real también puede ayudar a los países para ajustar las respuestas a la realidad local.
Además de la matriz de propagación del virus y capacidad de sistema de salud, para los socios de McKinsey “es fundamental contar con un entendimiento de la estructura económica de cada región para identificar rápidamente lugares donde la reanudación de las actividades es viable. Para lograrlo, los gobiernos podrían evaluar tanto el riesgo de transmisión como la importancia económica relativa de cada sector. Las autoridades podrían usar métricas como nivel de empleo total, puestos de trabajo vulnerables o contribución a la economía”.
Los autores recalcan que a medida que los distintos sectores comiencen a regresar al trabajo, las autoridades tendrán que instituir protocolos de salud y conducta, para reducir el potencial de contagio, mantener la distancia física y prevenir la aparición de nuevos casos. Estos incluyen: trabajo remoto, directivas de salud e higiene, monitoreo frecuente de la temperatura corporal para la detección temprana de nuevos casos, reporte de información relevante a las autoridades sanitarias y medidas para asegurar el cumplimiento. “La adopción de estos y otros protocolos puede tener gran influencia sobre la ubicación de un sector en la matriz. Es posible que cada sector y subsector deba implementar requisitos y procedimientos específicos para garantizar la salud de los trabajadores y del resto de la comunidad”, concluye el análisis.