Más allá de la Oración: Un llamado a la acción y la justicia tras el siniestro del Jet Set
La fe es importante, pero la justicia y la responsabilidad son urgentes. En tiempos de crisis y tragedia, como la vivida recientemente en la tragedia del Jet Set, es común que la sociedad busque consuelo en la espiritualidad.
La fe, sin duda, puede ofrecer alivio emocional ante el dolor, sin embargo, cuando se convierte en el único recurso para enfrentar situaciones que tienen causas humanas, estructurales y evitables, corre el riesgo de convertirse en un velo que impide ver la realidad.
Esta tendencia a refugiarse únicamente en la oración, puede derivar en una peligrosa desconexión con el entorno social, económico y político. Las personas pueden sentirse impotentes, desvinculadas de su capacidad de actuar, y caer en la resignación, creyendo que solo la intervención divina puede transformar sus vidas, pero cuando esa fe desactiva la búsqueda de justicia y responsabilidad, deja de ser un sostén y se convierte en obstáculo.
La frase del escritor Eduardo Galeano resuena con fuerza en este contexto: “Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: ‘Cierren los ojos y recen’. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.” Esta reflexión histórica nos recuerda cómo, en distintos momentos, lo divino y lo religioso, han sido utilizados como instrumento para desviar la atención de las verdaderas causas de la injusticia, justificando el despojo, la opresión y la impunidad.
La tragedia del Jet Set, no es un acto fortuito ni un castigo divino, es el resultado de decisiones humanas, de condiciones materiales concretas; falta de regulación y supervisión, incumplimiento de normativas, negligencia, estos factores no pueden ser ignorados, ni sustituidos con oraciones.
La oración puede servir para calmar el dolor y la angustia, pero también puede desviar la atención de la necesidad de justicia y de la rendición de cuentas. El dolor debe canalizarse en exigencia social, en demanda de verdad, justicia y garantías de no repetición.
La espiritualidad puede acompañar a quienes sufren, pero no debe distraernos de lo urgente: investigar, sancionar y corregir. La fe no debe ser utilizada como refugio para la inacción, ni como justificación para el olvido. Las víctimas y sus familias merecen respuestas claras y compromiso real por parte de las autoridades y de toda la sociedad.
Es imprescindible exigir una investigación exhaustiva y transparente sobre las circunstancias que rodearon la tragedia. No basta con discursos conmemorativos o gestos simbólicos, necesitamos medidas concretas y una firme voluntad política para priorizar la vida y la seguridad por encima de cualquier interés económico.
Hacemos un llamado a todos los actores sociales, políticos y económicos a asumir su responsabilidad, la ciudadanía no puede conformarse con explicaciones simplistas, debemos transformar el dolor en energía para exigir cambios reales. Necesitamos instituciones que garanticen el cumplimiento de las leyes, y comunidades que no se resignen al silencio.
La fe puede ser un pilar fundamental en nuestras vidas, pero no puede impedirnos ver ni enfrentar las realidades que nos rodean.
Orar no debe ser sinónimo de aceptar la injusticia, la memoria de quienes perdieron la vida en el Jet Set merece algo más; merece justicia, merece compromiso y merece acción.
Exijamos juntos que se escuchen nuestras voces y que se tomen las medidas necesarias para construir un futuro más justo y seguro.
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