Mancomunidad: clave del progreso local

Mancomunidad: clave del progreso local

Mancomunidad: clave del progreso local

Víctor Féliz Solano

En nuestro país los ayuntamientos enfrentan una marcada carencia de recursos económicos y una limitada capacidad recaudadora.

Estas limitaciones dificultan su capacidad para ofrecer servicios esenciales y ejecutar proyectos que respondan a las necesidades de sus comunidades.

Ante este panorama, una de las soluciones viables y contempladas por la ley es la creación de mancomunidades entre municipios. Este modelo de asociación intermunicipal tiene el potencial de transformar la gestión local y regional, pero también enfrenta desafíos y exige un enfoque estratégico para su implementación efectiva.

Las mancomunidades ofrecen diversas ventajas. En primer lugar, permiten generar economías de escala al compartir recursos, infraestructuras y servicios.

Por ejemplo, municipios vecinos pueden unirse para establecer un sistema conjunto de recolección y disposición de residuos sólidos, lo que reduce costos y optimiza la eficiencia operativa.

Asimismo, la mancomunidad fortalece la capacidad institucional de los municipios al promover la colaboración técnica y administrativa, abriendo además puertas a financiamiento nacional e internacional para proyectos de mayor envergadura.

Este modelo también mejora la provisión de servicios básicos para los ciudadanos, especialmente en municipios pequeños o con menos recursos, al facilitar el acceso a proyectos y servicios que no serían viables de forma aislada. Además, promueve la planificación territorial conjunta, evitando conflictos por el uso del suelo y fomentando un desarrollo más equilibrado y sostenible.

No obstante, las mancomunidades también presentan desventajas y desafíos significativos. La coordinación entre municipios no siempre es sencilla, ya que puede haber conflictos derivados de diferencias en prioridades, visiones y capacidades administrativas.

Asimismo, el establecimiento de una mancomunidad requiere una inversión inicial significativa para realizar estudios técnicos, elaborar acuerdos y estructurar la gobernanza compartida, lo que puede ser un obstáculo para municipios con recursos muy limitados.

La falta de experiencia en modelos de gestión compartida puede generar incertidumbre y retrasos en la implementación. Además, el riesgo de politización y el uso inadecuado de los recursos pueden comprometer la eficacia del modelo si no se establecen mecanismos de transparencia adecuados.

Los desafíos son múltiples. La capacitación y profesionalización de los equipos municipales es esencial para garantizar la correcta planificación y ejecución de proyectos mancomunados.

A esto se suma la necesidad de construir confianza entre los municipios participantes, superando históricas desconfianzas y asegurando una distribución equitativa de los beneficios.

También es fundamental contar con el apoyo del Gobierno central para financiar y respaldar técnica y políticamente estas iniciativas. Por último, en muchas áreas rurales, la debilidad de la infraestructura básica puede complicar la ejecución de proyectos regionales.

Las mancomunidades también tienen mayor capacidad para atraer inversiones del sector privado y obtener financiamiento de organismos internacionales. Además, pueden desempeñar un papel crucial en la gestión ambiental, con soluciones conjuntas para el manejo de residuos sólidos, la protección de cuencas hidrográficas y la conservación de espacios naturales.

Las mancomunidades facilitan un desarrollo territorial más equitativo, reduciendo las brechas entre municipios urbanos y rurales.

Un ejemplo exitoso en la región es la Mancomunidad Gran Santo Domingo y Managua (GranSAMA) en Nicaragua. Este modelo de colaboración intermunicipal ha abordado problemas críticos como la gestión de residuos y el tránsito en una región metropolitana. GranSAMA agrupa a casi una docena de territorios trabajando juntos para resolver desafíos comunes.

En términos de manejo de residuos sólidos, la mancomunidad estableció un sistema regionalizado de recolección y disposición, reduciendo costos operativos y promoviendo el reciclaje.

 

El éxito de GranSAMA se basó en varios factores clave. En primer lugar, hubo voluntad política de los líderes municipales para firmar acuerdos claros y comprometerse con el proyecto. La asistencia técnica y financiera de organismos internacionales.

*Por Víctor Féliz Solano



El Día

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