Identificar el maltrato es fácil cuando es físico. Pero, ¿y el maltrato psicológico? Este no se percibe, es un maltrato “silencioso” en el que todo queda entre dos personas, mientras todo el mundo goza de desconocimiento.
El maltrato físico se combina con el maltrato psicológico. Incluso nos atreveríamos a decir que puede haber maltrato psicológico sin maltrato físico, pero no puede haber maltrato físico sin maltrato psicológico.
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El maltratador sabe que su palabra tiene el poder. Por eso la utiliza. De hecho, el maltrato psicológico es mucho más efectivo que el maltrato físico. Éste deja una huella, problemas que perdurarán en el tiempo.
“El maltrato psicológico es el que destroza completamente a las personas. O el acoso, el sentirse vigilado, el sentirse no querido. Es también muy doloroso un silencio, una mirada fría, una mirada despectiva”
-María José Rodríguez de Armenta-
Muchas son las personas que afirman que estos golpes invisibles duelen mucho más que cualquier maltrato físico. Muchos prefieren una paliza que varios años dedicados a superar los problemas inculcados a causa del maltrato psicológico.
Tus palabras me hacen daño
El maltrato psicológico implica palabras que hacen daño, degradaciones, desprecio… Todo esto, en principio puede ser muy sutil, para que la persona maltratada no se dé cuenta y poco a poco vaya entrando en el juego del maltratador.
Con el maltrato psicológico se está buscando el poder de someter a esa persona sin que esta sea consciente de ello. ¿Quieres aprender a detectar a un maltrator psicológico? Ten en cuenta estas características de un maltratador psicológico:
Te insulta, te grita, te ridiculiza y te menosprecia haciéndote sentir que no vales nada, que tu vida en sí no vale nada. Lo hace de tal forma que te sientas incluso agradecida por estar con alguien que esté contigo a pesar de esto.
Tiene celos excesivos y te controla todo el tiempo. Eres su posesión más preciada y al mismo tiempo la más despreciada, una incoherencia que te confunde, pero te somete.
Te aísla de tus amigos y tu familia. Tiene el poder de controlar con quien quedas y cuándo alguien puede disponer de tu tiempo o no. Decidirá por ti, serás su marioneta. Ya no eres libre, sino alguien que está sometido a los deseos y caprichos de otro.
Las constantes amenazas te hacen sentir un temor constante. Puede amenazar con abandonarte o con otras cosas que sepa son tu debilidad.
La presión emocional y sexual que ejerce sobre ti hace que tengas sentimientos de culpa. Realmente, te hace sentir culpable de algo de lo que no eres culpable. En otros términos, le puede dar “la vuelta a la tortilla” a absolutamente todo.
Las marcas y los moratones no se manifestarán en su piel, sino en su alma.
Si te has encontrado alguna vez con alguien que tenga alguna de estas características, probablemente hayas estado en contacto con una persona que maltrata psicológicamente. Aunque es cierto que en alguna ocasión pueden utilizar la fuerza física si ven que la presión psicológica no les está siendo suficiente, la verdad es que no suele ser algo que realicen “a menudo”.
Quiero liberarme de tus golpes invisibles
La verdad es que es difícil ayudar o que se deje ayudar una persona que está siendo maltratada psicológicamente. Para empezar, ella misma no sabrá si está en lo cierto, ni si se merece protestar por ello. El maltrato es tal que le hará pensar que es merecedora de tal situación, que no es buena persona y que se merece todo lo que le hagan.
Aquí nos encontramos con una autoestima totalmente destruida. Una autoestima rota, una vida sin sentido, rodeada de dolor, de miedo y de necesidad de satisfacer a alguien que continuamente te hace daño. Aun cuando alguien es consciente de que está siendo maltratado psicológicamente, llega el momento de buscar ayuda y ¡sorpresa! ¿Dónde la encuentras?
El maltrato psicológico es silencioso por algo, ¿Cómo demuestras que te están maltratando? Será tu palabra contra la de tu maltratador y aún hay mucha gente escéptica que creerá que son cosas tuyas o que te estás volviendo loco.
También puede ocurrir que aunque seas consciente de que te están haciendo daño, tú desees seguir y proteger a esa persona que te está dañando. ¡Cuántas personas maltratadas defienden a sus propios maltratadores! A esto se le denomina “síndrome de Estocolmo”.
“Pero a mí lo que me preocupa es el otro maltrato, el que no deja marcas en la piel”
-Walter Riso-
Es importante decir que esta situación aunque la sufran en proporción más mujeres que hombres, es cierto que hay hombres que también sufren de maltrato psicológico. Lo importante es saber identificarlo y si así lo desea la persona maltratada ayudarle si permite ser ayudada. En ocasiones, por mucho que hagamos no podemos hacer nada. El desgaste mental es tal que el maltratador al final consigue su verdadero objetivo. Eso sí… invisible.