Creo que el oficio o profesión más útil para predecir, según la calidad de quienes lo ejercen, cómo será el futuro de un país, es el de maestro.
El cliché o tópico de que los niños son el futuro queda pálido ante la realidad de que el futuro es hoy. Y estamos fritos… Ninguna revolución educativa, como la lograda por aquel puñado inicial de activistas del 4%, servirá para mejorar si seguimos con maestros cuya mayor pobreza no es material. Con maestros brutos y desmotivados es imposible…
Recientemente el Mescyt reveló que de 30,257 bachilleres que tomaron pruebas de orientación y aptitud académica para estudiar educación en la universidad, apenas 1,276 aprobaron. De 20,000 becas dispuestas para jóvenes con vocación magisterial quedaron sin otorgarse más de 18,700…
Esto es realmente espeluznante. Hace falta más que edificios y disparates de género. Ojalá reaccionemos, porque la educación es mucho más importante que la pelota y cada año traemos muchísimos jugadores importados. Hagamos igual con maestros hasta que embasemos. ¡Porque si no mejoramos nos ponchamos!
