La contienda del próximo domingo forma parte de una verdadera lucha por el poder en la que están envueltos numerosos actores.
Los que dan el frente como precandidatos presidenciales son solo la punta de lanza de numerosos intereses ideológicos, económicos y sociales que pueden sentir que acuden a una cruzada previa a las elecciones.
Los precandidatos, junto a sus promotores y estrategas, tienen la responsabilidad social de que la población sortee este inédito proceso de primarias simultáneas organizado por la Junta Central Electoral.
Dentro del partido oficialista se observan fuertes crispaciones, lo que a su vez desata los temores de que el día de las votaciones se produzcan incidentes que puedan afectar la idoneidad del proceso.
Serán unas votaciones para escoger candidatos de dos partidos que, por ser los más grandes del sistema, tienen mayores responsabilidades con la paz social y la estabilidad democrática.
Cualquier crisis política que pueda surgir por inconductas de sectores se reflejará en el desempeño económico nacional y en la organización de las elecciones generales de febrero y mayo del próximo año.
Actúen pues, señores precandidatos, con el comedimiento y la prudencia que demandan la madurez política y la responsabilidad social.
