Machado ofrece testimonio del porqué está representando a RD
Miami, Florida.-Cuando yo era pequeño, mi abuelo me despertaba a las seis todas las mañanas para darme un vaso de leche tibia. Él tenía un régimen muy estricto.
Se levantaba a las cuatro todas las mañanas y se dormía a las seis todas las noches. Traerme la leche en la mañana era simplemente parte de su rutina.
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Y también era la única forma en la que él podía hacer que yo tomara leche.
A esa edad, yo odiaba la leche. Era solo un niño. Quería dormir. Pero ahora… es divertido pensar en cosas así cuando eres mayor.
Esas pequeñas cosas que te molestaban tanto, se convierten en tus recuerdos favoritos. En esas cosas que nunca olvidas.
La mayoría de mis partidos de béisbol cuando era joven eran en la noche, y como mi abuelo se dormía a las seis todas las noches, no tuvo muchas oportunidades de verme jugar. Pero cuando yo llegaba a la casa después de mis juegos, siempre le tocaba la puerta y lo despertaba. Me asomaba en el cuarto para contarle como me había ido.
“Psst… Abuelo… Hoy bateé de 4, 2 e hice una buena jugada defensiva”
“Que bien Manny!”, me decía. ¿Tocaste la pelota? ¿Practicaste tocar la pelota hoy?”.
Él siempre hablada de tocar la pelota. Yo no entendía por qué. Era un niño. Yo quería batear jonrones, robar bases, deslizarme y llenarme de tierra. Yo no quería tocar la pelota. Pero mi abuelo siempre me decía que yo no podía solo ser un buen bateador y un buen jardinero, pero que tenía que ser un jugador completo. Todos los detalles eran importantes para él.
“Si tú quieres ser un gran jugador y llegar a ser profesional algún día, tienes que saber cómo tocar la pelota. Si no sabes tocar la pelota, nunca vas a llegar a las grandes ligas.”
“O.K. Abuelo, buenas noches”
Luego me iba a dormir. Y veía a mi abuelo otra vez a las seis de la mañana cuando me traía mi leche.
Mi abuelo es una de las razones por las que me enamoré del béisbol, porque él amaba tanto el deporte.
El creció en la ciudad de La Vega, en República Dominicana y él siempre deseó que yo jugara en la liga invernal para su equipo favorito, los Tigres del Licey.
Él quería que yo jugara en las grandes ligas porque siempre fue mi sueño y también porque ayudaría a mi familia a vivir una vida mejor, pero él también quería que yo jugara en República Dominicana si tenía la oportunidad o que representara al país de alguna forma. Así que será un poco agridulce cada vez que entre el campo con la República Dominicana en el Clásico Mundial de Béisbol este año. Sera un gran honor poder representar el país de donde viene mi familia.
Pero estoy triste que mi abuelo ya no está para poder verme.
La cultura Dominicana está basada en la familia. La familia lo es todo para nosotros, y para nosotros todos los dominicanos son familia. Te daré un ejemplo.
La primera vez que los Orioles me llamaron para jugar con el equipo grande en 2012, uno de nuestros primeros viajes fue a Texas para jugar contra los Rangers. Yo había conocido a Nelson Cruz unos años antes, un jugador dominicano.
Él está pendiente de todos los jugadores jóvenes latinos. Es un gran mentor. Lo llamamos Papá. Cuando llegamos a Texas y entramos al vestuario, habían dejado comida en mi armario: arroz con habichuelas, pollo, plátanos… comida de la buena.
Le pregunté a uno de los que trabaja en el vestuario para quién era la comida. Me dijo que para mí. Y le pregunté quién la había traído. Me dijo que había sido Nelson.
Al día siguiente, había más comida. Esta vez, arroz con habichuelas y carne. Y claro, no se le olvidaron los plátanos.
Fue un gesto increíble de Nelson, de salir de su camino de esa forma para recibirme y hacerme sentir cómodo. Él es la persona más buena y generosa que puedas conocer.
Él es Papá. Él es dominicano. Y eso es lo que hacemos nosotros: Somos una gran familia y nos cuidamos entre nosotros.
Yo estaba emocionado cuando Nelson vino a Baltimore en 2014 y tuve la oportunidad de jugar con él. Y estoy aún más emocionado de jugar con él y representar a nuestro país en el CMB.
Antes de que anunciaran las alineaciones el mes pasado, vi a un analista poner un modelo de la posible alineación de Estados Unidos.
En el campocorto: Manny Machado. Y el resto del roster era buenísimo. Cuando vi mi nombre al lado de jugadores como Buster Posey, Giancarlo Stanton y mi compañero de equipo Adam Jones, pensé, Woao, ese equipo es buenísimo.
En 2009, cuando yo tenía 17 años, jugué para el equipo de Estados Unidos en los juegos Panamericanos porque el equipo dominicano no clasificó.
Ganamos 8 partidos sin perder, ganando la medalla de oro, y fue una de las mejores experiencias de mi vida. Pero este año, cuando decidí jugar en otra competencia internacional, el CMB, tenía mi mente hecha en jugar con la República Dominicana.
Pensé en mi mamá, ella está muy orgullosa de ser dominicana y es una fanática del béisbol. También está mi tío Gio. Él y mi abuelo fueron mis figuras paternas. Sí tuve una relación con mi padre cuando estaba creciendo, pero él no vivía con nosotros y no era parte de mi vida diariamente. Mi tío fue el que me enseñó cómo arreglar cosas y quien me enseñó a manejar.
Y claro, cuando pensé en la oportunidad de jugar por la República Dominicana, pensé en mi abuelo.
No había ninguna forma en la que pudiera rechazar la oportunidad de representar a la República Dominicana en el CMB. Está en mi sangre.
Quiero hacerlo por mi madre, por mi tío y por todos los que me han ayudado en mi carrera.
Pero más que nada, quiero hacerlo por mi abuelo.
Y eso estaría bien, porque la única palabra importante cuando me puse la camiseta es y será la del país en el pecho – RepúblicaDominicana –.Gracias, Abuelo.
Esto es por ti.
Tomado de theplayerstribune.com
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