Por Víctor Feliz Solano
En los últimos años, las ciudades de América Latina han enfrentado desafíos significativos en términos de movilidad urbana debido al crecimiento del tráfico vehicular y la congestión en las calles. Ante esta problemática, los desarrolladores urbanos y expertos en transporte han recurrido cada vez más a la implementación de infraestructuras innovadoras como túneles y pasos a desnivel para aliviar la presión sobre las vías principales y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Uno de los ejemplos más destacados de éxito es el túnel emisor oriente (TEO) en la Ciudad de México, México. Aunque originalmente fue diseñado para el control de inundaciones, el TEO se ha convertido en una alternativa vital para aliviar la congestión vehicular en una de las metrópolis más grandes del mundo. Al proporcionar una ruta subterránea directa a través de la ciudad, el túnel ha reducido significativamente los tiempos de viaje y la carga del tráfico en áreas clave, beneficiando a millones de residentes y visitantes.
En São Paulo, Brasil, se ha implementado una serie de pasos elevados y túneles para mejorar la movilidad urbana. El elevado de la avenida Perimetral, por ejemplo, ha sido fundamental para descongestionar el centro de la ciudad, permitiendo un flujo más fluido de vehículos y reduciendo las demoras en los desplazamientos diarios. Estas soluciones no sólo benefician a los conductores, sino que también tienen un impacto positivo en la eficiencia de los sistemas de transporte público al mejorar la accesibilidad y la conectividad.
Perú también ha adoptado medidas similares para mejorar la movilidad. El túnel de la línea 2 del Metro de Lima, aunque principalmente destinado al sistema de transporte subterráneo, ha contribuido indirectamente a reducir la cantidad de vehículos en las calles al ofrecer una opción rápida y eficiente para desplazarse por la ciudad. Esto ha llevado a una disminución general en la congestión vehicular y a una mejora en la calidad del aire en áreas urbanas densamente pobladas.
En Bogotá, Colombia, los pasos a desnivel han sido una estrategia efectiva para optimizar el flujo del tráfico. La implementación de pasos a desnivel en lugares estratégicos, como la avenida Circunvalar y la avenida Boyacá, ha reducido los tiempos de viaje y ha mejorado la seguridad vial al separar de manera efectiva el tráfico vehicular y peatonal. Estas medidas no sólo han facilitado los desplazamientos diarios de los residentes, sino que también han fomentado un entorno más seguro y sostenible en la ciudad.
En República Dominicana también se han implementado infraestructuras viales para mejorar la movilidad urbana y reducir la congestión en áreas clave. Aunque República Dominicana ha enfrentado desafíos significativos en términos de tráfico y transporte, especialmente en su capital, Santo Domingo, se han llevado a cabo varios proyectos para abordar estos problemas.
Un ejemplo notable es el corredor Duarte, que atraviesa Santo Domingo. Esta vía ha experimentado varias mejoras a lo largo de los años, incluyendo la construcción de pasos a desnivel y puentes peatonales para mejorar la seguridad vial y facilitar el flujo del tráfico. Los pasos a desnivel en el corredor Duarte han sido especialmente efectivos para reducir los congestionamientos en intersecciones clave y agilizar el movimiento de vehículos a lo largo de esta vía vital.
Si bien los desafíos de movilidad urbana persisten en nuestro país, especialmente en áreas metropolitanas como Santo Domingo, estos proyectos de infraestructura representan pasos importantes hacia la mejora del transporte y la calidad de vida de los ciudadanos. La inversión continua en infraestructuras viales y de transporte público seguirá siendo crucial para abordar los problemas de tráfico y movilidad en el país.