La famosa «Maldición del Bambino» es una creencia popular en el béisbol que se refiere a una supuesta maldición que afectó a los Boston Red Sox después de vender a Babe Ruth a los New York Yankees en 1919.
Se dice que esta maldición causó que los Red Sox no ganaran la Serie Mundial durante 86 años, hasta que finalmente rompieron la maldición en 2004 al ganar el campeonato.
El 26 de diciembre de 1919 (hace exactamente 104 años), los Medias Rojas tomaron la controversial y eventualmente lamentable decisión de enviar a Babe Ruth, conocido como el “Bambino” — una de las figuras más reconocidas del deporte y cultura estadounidense — a los Yankees.
Para el conjunto de Boston, varios años sombríos llegaron después de la transacción. Antes de dicho momento, los Patirrojos habían ganado cinco de las primeras 15 Series Mundiales en la historia de las Grandes Ligas, con Ruth integrando tres de esos equipos campeones.
Ruth, quien era un destacado lanzador y en ocasiones toletero, se apuntó la victoria en dos de los seis encuentros del Clásico de Otoño de 1918, que le dieron la confianza de presentarse tarde a los Entrenamientos de Primavera al siguiente año y exigirle al dueño de los Medias Rojas, Harry Frazee, un gran aumento en su contrato.
Frazee — un productor y director teatral, quien sospechosamente se había mudado de Nueva York a Boston — ya estaba endeudado tras la compra del equipo y necesitaba dinero para invertir en una obra de teatro.
Al enfrentar esas presiones económicas, Frazze acordó vender los derechos de Ruth a los Yankees — que en ese momento no habían clasificado a una Serie Mundial — por US$100,000, lo que era en ese entonces una cantidad astronómica. Ahí fue que las fortunas de ambas escuadras dieron dramáticos giros.
Mientras los Bombarderos resultaron conquistando el título con Ruth — ahora convertido en un toletero de tiempo completo — en su roster y otros 22 campeonatos antes del cierre del siglo 20, los Patirrojos cayeron en un abismo de frustrantes — y hasta misteriosos — finales.
En 84 campañas después de la venta de Ruth, los Medias Rojas avanzaron a la Serie Mundial apenas cuatro veces (1946, 1967, 1975, 1986), cayendo en siete partidos en cada una de dichas series.
Cuando una bola pasó entre las piernas del inicialista Bill Buckner en uno de los errores de fildeo más cruciales que les costó el Juego 6 de la Serie Mundial contra los Mets (así es, otro club de Nueva York), los supuestos poderes supernaturales de la venta de Ruth recibieron formalmente el nombre de la “Maldición del Bambino”.
Pero solamente los resultados sobre el terreno podían romper el hechizo, y eso fue lo que finalmente ocurrió en el 2004, cuando los Medias Rojas se midieron a los Yankees — el enemigo que los había separado del éxito por tantos años — en la Serie de Campeonato de la Liga Americana, por el pase a la Serie Mundial. Boston había caído 0-3 en dicha serie, luego se convirtió en el primer equipo en la historia en borrar esa clase de desventaja.
Para los bostonianos que habían sufrido por tantos años, eso no fue ninguna coincidencia. Pudo haber sido enviado por un ser divino — o un Bambino.
Los dominicanos en esa serie
David Ortiz
David Ortiz, también conocido como «Big Papi», fue una figura icónica en la temporada 2004 de los Medias Rojas de Boston. Fue una pieza fundamental en la conquista del equipo de la Serie Mundial, proporcionando momentos memorables y un rendimiento excepcional tanto en la temporada regular como en los playoffs.
Durante la temporada regular de 2004, Ortiz demostró ser uno de los mejores bateadores de la liga. Terminó la temporada con un impresionante promedio de bateo de .301, conectando 41 jonrones y remolcando 139 carreras. Además de sus números ofensivos, Ortiz era conocido por sus actuaciones en situaciones de alta presión, ganándose una reputación como un «bateador de clutch» que podía producir en momentos críticos del juego.
En los playoffs de 2004, Ortiz continuó su dominio en el plato. Tuvo varias actuaciones destacadas, incluyendo momentos clave en la Serie de Campeonato de la Liga Americana contra los Yankees de Nueva York, donde sus jonrones decisivos ayudaron a los Medias Rojas a remontar un déficit de 3-0 en la serie y avanzar a la Serie Mundial. En la Serie Mundial contra los Cardenales de San Luis, Ortiz también brilló, bateando para un promedio de .308 con un jonrón y cuatro carreras impulsadas.
Además de sus hazañas en el campo, Ortiz era conocido por su carisma y liderazgo en el vestuario, siendo una figura inspiradora para sus compañeros de equipo. Su presencia en la alineación de los Medias Rojas no solo contribuyó con su producción en el plato, sino que también ayudó a impulsar la moral del equipo en momentos críticos.
David Ortiz fue una fuerza dominante para los Medias Rojas de Boston en la temporada 2004, desempeñando un papel crucial en la conquista del equipo de su primera Serie Mundial en 86 años. Su habilidad para producir en momentos importantes y su presencia en el vestuario lo convirtieron en una figura legendaria en la historia de la franquicia.
Manny Ramírez
Manny Ramirez tuvo una temporada excepcional con los Medias Rojas de Boston en 2004. Durante esa temporada, ayudó a llevar al equipo a ganar la Serie Mundial, rompiendo así la «Maldición del Bambino» que había pesado sobre la franquicia desde 1918. Ramirez fue una fuerza dominante en la alineación de los Medias Rojas, bateando con un promedio impresionante y mostrando un poder impresionante.
En la temporada regular de 2004, Manny bateó para un promedio de .308, con 43 jonrones y 130 carreras impulsadas. Fue un bateador clave en el corazón de la alineación de los Medias Rojas, proporcionando poder y consistencia en el plato. Además de sus estadísticas ofensivas, su presencia en el equipo ayudó a generar confianza y energía en el vestuario.
En los playoffs de 2004, Ramirez continuó su excelente desempeño. Tuvo momentos cruciales, incluyendo varios jonrones importantes y carreras impulsadas que ayudaron a llevar a los Medias Rojas a través de la postemporada y eventualmente a la victoria en la Serie Mundial.
Pedro Martínez
En la temporada 2004, Pedro Martínez continuó siendo uno de los lanzadores más dominantes de las Grandes Ligas con los Medias Rojas de Boston. Aunque no tuvo números tan espectaculares como en años anteriores debido a algunas lesiones y cambios en su estilo de lanzamiento, sigue siendo una pieza clave en la rotación de lanzadores del equipo.
Durante la temporada regular de 2004, Martínez tuvo un récord de 16 victorias y 9 derrotas, con una efectividad de 3.90 en 33 aperturas. A pesar de que su efectividad fue un poco más alta de lo que había sido en temporadas anteriores, aún logró ser un lanzador confiable para los Medias Rojas, proporcionando innings de calidad y contribuyendo a mantener al equipo en la contienda.
En los playoffs de 2004, Martínez también desempeñó un papel importante. Tuvo una sólida actuación en la Serie de Campeonato de la Liga Americana contra los Yankees de Nueva York, lanzando siete entradas en el Juego 3 y permitiendo solo dos carreras mientras ponchaba a seis bateadores. Aunque su actuación en la Serie Mundial contra los Cardenales de San Luis no fue tan destacada, siguió siendo un líder en el montículo y proporcionó experiencia y veteranía al equipo en momentos críticos.
Además de sus habilidades como lanzador, Martínez era conocido por su carisma y competitividad en el campo, lo que lo convirtió en un líder en el vestuario. Su presencia en los Medias Rojas no solo tuvo un impacto en el juego en sí, sino que también ayudó a motivar y inspirar a sus compañeros de equipo.
Aunque Pedro Martínez puede no haber tenido su mejor temporada en 2004, todavía desempeñó un papel importante en el éxito de los Medias Rojas de Boston, ayudando al equipo a ganar su primera Serie Mundial en 86 años. Su experiencia, liderazgo y habilidades en el montículo lo convirtieron en una figura clave en la rotación de lanzadores del equipo durante esa temporada.
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