Los flamencos de Montecristi

Los flamencos de Montecristi

Los flamencos de Montecristi

De manera periódica el Gobierno veda la pesca o captura de algunas especies marinas como una manera de evitar el agotamiento a niveles críticos, o tal vez la extinción, de algunas especies.

Esta es la causa, en el fondo, de las advertencias emitidas en períodos del año especiales para la reproducción de langostas, variedades de peces como el “loro”, y otros.

Cuando nos encontramos en uno de estos lapsos de veda las autoridades suelen inspeccionar pescaderías y, de acuerdo con informaciones ocasionales de los departamentos de Caza y Pesca, las áreas frecuentadas por los pescadores.

El interés de esta nota editorial no está orientado, en realidad, a las vedas generales o específicas establecidas en algunos tramos del año. La referencia se hace con la finalidad de llamar la atención de la autoridad ambiental ante una situación con la que tratan en la provincia Montecristi y tal vez en otras áreas costeras.

En una información que se publica en esta edición de EL DÍA se da cuenta de los esfuerzos que realiza personal de Medio Ambiente y del Servicio Nacional de Protección Ambiental destruyendo trampas artesanales colocadas en humedales costeros para atrapar flamencos y otras aves.

¿Para qué las capturan? Para venderlas, porque parece improbable que nadie coma la carne de un flamenco.
Cientos de trampas han sido destruidas en una operación contra los depredadores realizada esta semana.
Y aunque parece una exageración, debemos sin embargo señalar aquí que por una de estas aves se pagan decenas de miles de pesos para inutilizarles las alas y tenerlas de adorno.

Las vedas y la persecución de los violadores culminan, o deben cerrarse, con multas o clausuras de establecimientos. Y en el caso de estas aves, ¿por qué no se hace lo mismo?

Si alguien paga 30 mil pesos por un flamenco, como se dice que ocurre en Montecristi, ¿no sería apropiado incluir al comprador como colaborador en el ilícito, si lo es?



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