Los diminutivos en el español dominicano (I)
Vamos a tomarnos un cafecito, anoche nos bebimos un vinito en , Le dimos un paseíto a los muchachos por la Lincoln, anoche hacía un friito cómodo, La tarde esta rica para una deliciosa tacita de chocolate , esta última lo escuche en una cuña radial de un programa de la tarde muy popular.
El uso de los diminutivos en el español dominicano es muy frecuente escucharlos cuando cada compatriota nuestro hace uso del habla y tienen diferentes significaciones según lo que se quiere expresar.
La Real Academia de la Lengua en su diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda edición dice que es un sufijo que denota disminución o reducir algo o que se presenta con intención emotiva o apelativa.
Pero no siempre denota pequeñez, en el caso dominicano puede significar el agrandamiento de algo o situación. También cuando queremos darle un sentido afectivo muy cercano o de cariño, cuando queremos granjearnos el afecto de alguien.
Lo interesante de todo esto, es que los diminutivos han sido utilizados en un extenso período, porque para 1941 Ramón Emilio Jiménez en su libro Del Lenguaje Dominicano hizo una fotografía de este uso, que al día de hoy aun solemos escucharlas.
La terminación más usada en nuestra realidad lingüística es la terminación ito e ita. Por ejemplo el adverbio ahora suele ser afectado por el sufijo ita y decimos ahorita con la peculiaridad de que significamos el pasado o el futuro de un hecho.
Ahorita vimos a chino que pasó juyendo en el motor, refiriéndose al pasado. Nos vamos ahorita, en un ratito, refiriéndose al futuro.
También cuando un parroquiano estuvo de juerga o parranda el día anterior dice que estuvo tirándose un traguito social con los panas; la expresión vivito y coleando se usa, aunque con menos frecuencia.
Aun escuchamos a algunas señoras de avanzada edad, creyentes católicas, decir yo le rezo a la virgencita de Altagracia; aquí en República Dominicano siempre le tienen un cariñito o regalito, en ocasiones nos gustan coger los mangos bajitos, y siempre nos traen un dulcito de Jacaranda al regreso del Cibao.
Hay un lugar vulnerable en nuestro Santo Domingo llamado La Barquita, y cuando hay demostraciones de afecto amoroso ya no es su amor, sino su amorcito. Achicamos las palabras para poetizarlo y hacerlo más bello a nuestros oídos dominicanos.
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