Es cierto que para que crezca la economía de un país se requiere -entre varios factores- que las personas consuman y que se endeuden comprando casas, automóviles o pidiendo créditos de consumo.
Pero claro, la situación se torna peligrosa cuando el sector financiero tiene pocas regulaciones; corre el dinero fácil; la gente se endeuda demasiado; y luego no tiene cómo asumir los compromisos.
Si a eso le sumamos políticas económicas que no anticipan los riesgos potenciales, el escenario se complica.
En los últimos años, el endeudamiento de los consumidores en América Latina ha aumentado rápidamente, desde un 15% en 2013 a un 20% en 2016, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ahora bien, la situación varía muchísimo: Chile lidera el ranking de las personas más endeudadas en relación al PIB con un 42% y Argentina está en el último lugar con un 4%.
Después de Chile (41%), vienen Panamá (38%), Costa Rica (35%), Brasil 27%, Colombia (25%).
Luego completan la tabla Bolivia (19%), México (15%), Uruguay (10%), Paraguay (7%) y Argentina (4%).
¿Es bueno o es malo que los consumidores tengan mucha deuda?
Depende, dicen los expertos. En el caso de Venezuela -que ocupa el lugar 11 (con un 1,6%)-, es negativo.
Eso porque un nivel tan bajo, habla de que las personas tienen muy poco dinero para gastar y, por lo tanto, para endeudarse.
Es decir, hay poco trabajo, poco circulante, poca deuda. No es buen síntoma. En un contexto de grave crisis política y económica -con una inflación proyectada de 650% para este año y de 2.350% para el próximo- el escenario es desfavorable.
En el otro extremo, aparecen los consumidores chilenos como los «más endeudados», algo que en principio podría ser preocupante, pero que hasta ahora no lo es
El Banco Central de ese país y analistas locales consideran que esa deuda -cuyo mayor componente son los créditos hipotecarios- es, por decirlo de algún modo, una «deuda sana».
Da una señal de que la economía se está reactivando, que la gente tiene poder adquisitivo y acceso al crédito.
Entonces, el nivel de endeudamiento de las familias en cada país puede ser bueno o malo, dependiendo del nivel de riesgo que pueda tener esa deuda.
Y ahí es donde entran en juego factores como la estabilidad de las instituciones, la política fiscal y monetaria, la regulación de los bancos.
Básicamente es saber si la gente endeudada podrá o no podrá pagar. Y en eso reside el factor saludable o tóxico del endeudamiento.
Las economías en riesgo
Al poner el panorama regional bajo una perspectiva global, los expertos del organismo internacional consideran que las economías emergentes no están tan expuestas a los riesgos del alto endeudamiento.
De hecho es al revés, les preocupa lo que está pasando con las economías avanzadas, donde la deuda subió del 52% en 2008 al 63% el año pasado.
El último «Informe sobre la estabilidad financiera mundial» del FMI alerta sobre el peligro de tener demasiada deuda con los bancos.
Lo que argumentan es que en el corto plazo el endeudamiento puede incentivar el crecimiento económico y el empleo.
Pero en un plazo de tres a cinco años, estos efectos positivos se pueden revertir fácilmente: el crecimiento se hace más lento y las posibilidades de una crisis financiera aumentan.
Las hipotecas tóxicas
«La deuda aceita las ruedas de la economía. Permite que las personas hagan inversiones importantes hoy, como comprar una casa o asistir a la universidad, ofreciendo como garantía parte de sus ingresos futuros», explica Nico Valckx, economista senior del FMI.
«Eso está muy bien en teoría. Pero como demostró la crisis financiera, el crecimiento rápido de la deuda de los hogares, en especial de las hipotecas, puede ser peligroso«, le dijo Valckx a BBC Mundo.
«Dado el gran sufrimiento causado por la crisis, cabría esperar que las personas se hubieran vuelto temerosas de endeudarse más», comenta Valckx.
«Asombrosamente, eso no ha sucedido. Desde 2008, la deuda de los hogares como proporción del Producto Interno Bruto aumentó considerablemente en una muestra de 80 países».
La regulación financiera
«En el caso de Chile, el crecimiento de la deuda de los hogares de los últimos años está asociado al endeudamiento hipotecario», le dijo a BBC Mundo José Pablo Arellano, exdirector de presupuestos de ese país y actual investigador senior de la Corporación de Estudios para Latinoamérica (CIEPLAN).
«En buena parte esto refleja que existe un mercado hipotecario mucho más desarrollado que en otros países», agrega Arellano.
Otro elemento que destaca el economista es que en Chile casi todo el crédito de consumo es formal, mientras que en otros países es mucho más informal y -en ocasiones- la gente recurre a prestamistas.
Pero claro, siempre hay riesgos, especialmente cuando las personas gastan mucho más de lo que realmente pueden pagar.
«Es muy importante la regulación del sistema financiero para prevenir el endeudamiento excesivo y por tanto riesgoso. En Chile el año pasado se elevaron las exigencias para los créditos hipotecarios como una manera de controlar un posible mayor riesgo», dijo Arellano.
El fantasma de la crisis financiera
En países como Estados Unidos o China el endeudamiento de los consumidores ha crecido aceleradamente.
Con el fantasma de la crisis financiera de hace una década -que comenzó con lashipotecas tóxicas o subprime en Estados Unidos- la posibilidad de que se forme una nueva burbuja inmobiliaria está latente.
Frente a este escenario, el FMI plantea que las autoridades tienen que adoptar medidas para mitigar los riesgos, como por ejemplo, mejorar las normas que regulan el sector financiero.
La otra cara de la moneda la muestran países donde los consumidores tienen poca deuda, pero las políticas son deficientes y por lo tanto, las economías son más vulnerables.
Y si se produce un shock económico -como la crisis de 2008- con una caída espectacular en el precio de las casas, «se podría desencadenar una espiral de incumplimientos crediticios que sacuda los cimientos del sistema financiero», advirtió Valckx.