Lograr el cambio

Creo que somos muchos los que caemos en manos de nuestros pensamientos. Esos que entran y no quieren salir y, sobre todo, nos van llevando por caminos que muchas veces acaban transformándose en una obsesión.
Recientemente, escuché a un reconocido psicólogo que la clave no está en luchar contra esos pensamientos, que eso hace que todavía se arraiguen más, sino en cambiarlos por otros.
Permitir que se mantengan nos lleva a tener sentimientos profundamente negativos como ira, frustración, culpa… Y, con ese pensar y ese sentir, acabamos actuando de una manera que no responde a lo que realmente quisiéramos.
Afirmaba que el arrepentimiento de aquello que hacemos mal es necesario, pero no aferrarnos a la culpa, que es una forma de autoagresión, ni a la vergüenza, que es cercana a la autoanulación. Todo esto lo estuve analizando y me di cuenta de que tiene razón, que todos esos pensamientos negativos nos llevan a autocastigarnos y vivir en zozobra. No quiere decir que no tengamos que enfrentar situaciones difíciles, pero, si además las llevamos a nuestra cabeza y dejamos que germinen ahí, es un círculo inacabable.
Habrá personas que no se identifiquen con esto. ¡Qué bueno! Son capaces de que esa negatividad les pase de manera rápida, pero para los que sí sentimos que esto es para nosotros, lleguemos juntos a la conclusión de que, la próxima vez que arribe ese pensamiento, seamos capaces de transformarlo en otro positivo, perdonando lo que tengamos que perdonar y dejando que los pensamientos de esperanza, felicidad, de futuro y avance vayan tomando el control y alejen todo lo demás. Sé que es fácil leerlo y no tan fácil aplicarlo. ¡Intentémoslo!
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