Lo malo

Lo malo

Lo malo

La campaña electoral, si ha de ser juzgada por los preámbulos, amenaza con ser bastante movida y multitudinaria, particularmente en la vertiente de los aspirantes a puestos electivos. La ley ni la Junta Central Electoral alcanzan para contenerlos.

Asoman por todas partes y de continuar de esta manera para mediados de año tendremos más aspiraciones que gente en los partidos políticos para sufragar por candidatos.

Y si a esta multitud de los que quieren ser les sumamos los que quieren seguir, como dicen las letras de un merengue, subidos en el palo, hay que ir apartando asientos en los palcos y gradas para mirar desde fuera con agua de coco, si es posible.

Y lo bueno
Desde luego, esto tiene de positivo la vigilancia sobre los que hoy día son titulares de puestos electivos por la vía electoral, que deben de mantenerse chivos, especialmente porque en estos tiempos a cualquiera le sacan un papelito o le graban una conversación.

Mientras los que quieren ser en los ayuntamientos, por ejemplo, apoyen sus discursos en basura, nada pasará.



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